1 de septiembre de 2021, Ariño
Arte y artesanía para combatir la despoblación
La Comarca Andorra- Sierra de Arcos nos ha sorprendido gratamente como destino cicloturista. Pedalear la carretera de Albalate a Ariño, con la rocosa Sierra de Arcos a la izquierda, fue una delicia. Este tramo de pendiente moderada y muy disfrutón nos llevó hasta las aguas termales de Ariño a escasos 2 km del pueblo. Llegamos para conocer Apícola Levi, una empresa familiar dedicada a las abejas y a la apicultura en todas sus acepciones. Miguel, de Ariño, y Carmen, de Oliete, son ya la tercera generación de apicultores. “Mis abuelos tenían vasos de corcho y tanto ellos como mis padres se dedicaban a la agricultura y tenían las abejas como complemento familiar y por ocio” nos contaba Miguel. “Somos la primera pareja que nos hemos dedicado a la apicultura de manera profesional, pero Ángel, mi suegro, con 91 años todavía sigue yendo a las colmenas. No sé qué tiene esto de la apicultura que una vez que empiezas ya no hay quien te pare” reía Carmen. Y sí, algo debe de tener, Ángela de Apícola 5 villas también nos lo explicó en la ruta anterior.
Carmen y Miguel crearon hace más de 30 años la marca Apícola Levi y comercializan sus productos con el nombre de Miel Casa Roya. Fueron el primer obrador de Teruel en envasar su miel y Carmen nos decía “al principio todos los papeleos con el obrador fueron un lío, nos marearon mucho, es lo que tiene ser pioneros. Ahora, como hay más, parece que lo ven más normal”. Venden al por mayor y en tiendas pequeñas de Aragón y Cataluña y se han asociado para exportar a EU y EEUU. “La miel española es reconocida mundialmente por su alta calidad. Tenemos mucha calidad pero poca producción” explicaba Miguel. Y Carmen le complementó: “el consumo está subiendo y la verdad es que vendemos todo lo que obtenemos”. Carmen lleva la cata y el envasado y Miguel, la producción y el material. En Apícola Levi también tienen todo tipo de materiales y complementos para trabajar en apicultura. “Ahora en esta zona hay dos apicultores profesionales y muchos aficionados, quizá 40 o más” nos dijo Miguel.
La miel más valorada de Casa Roya es la monofloral de romero y de tomillo. “Hacemos análisis polínico y de residuos de todos los lotes. Así podemos certificar lo que están adquiriendo. El cuidado de las abejas y de la miel es nuestra pasión” decía Miguel. Hasta ahora los análisis los hacían fuera de Teruel. Por suerte, desde el Centro de Innovación en Bioeconomía Rural de Teruel están trabajando en el proyecto FiteMiel2: recuperar la miel para recuperar el territorio con análisis melisopalinológicos, análisis del potencial de mercado y apiturismo y el primer y único centro de análisis de miel en Aragón.
En Aragón la miel que más se consume es la de romero y fuera, la de tomillo, “esta miel es conocida por su propiedades antiinflamatorias y contra los resfriados” explicó Carmen. También obtienen otros productos como el polen y propóleos y con la miel menos buena y elaboran cosmética en colaboración con otra empresa. También apoyan en la floración de los almendros y durante los meses de febrero-marzo llevan sus colmenas a los campos. “Antes hacíamos también la trashumancia para la floración de los naranjos pero a día de hoy nos movemos solo en poblaciones cercanas. Cuando terminamos aquí la floración del romero subimos las colmenas a Fonfría donde, con más altura, están más frescas y pueden afanarse con otras flores más tardías”.
Miguel y Carmen compartieron con nosotras recuerdos y aprendizajes. “La apicultura está cambiando mucho. A día de hoy hay que producir más para poder aguantar” nos decía Miguel. “Y vemos que la mortalidad de las colmenas es cada vez mayor. La varroa nos trae a todos de calle y el uso de fitosanitarios afecta mucho. Cada año mueren más colmenas, crían menos, viven menos tiempo” explicaba Carmen. La varroa es un ácaro que llegó a España en los años 80. Miguel expresó: “lo peor de todo es que se hace resistente a los medicamentos. Ahora están haciendo pruebas con timol y ácido oxálico y esperemos que mejore porque la mortalidad por la varroa suele ser del 20% y en algunos casos, ha llegado hasta el 80%. La varroa debilita la colmena y puede que entren otras enfermedades como la loque europea o americana o el pollo escayolado”.
Apícola Levi está asociada en la ADS Apícola de Teruel de la cual Miguel es el expresidente. Gracias a esta asociación se hacen estudios de varroa, cursos, talleres… Carmen y Miguel lo tienen claro, es mucho más que un oficio, “para nosotros ya no es trabajo, es nuestro día a día. La apicultura es un arte” decía sonriente Carmen. Preguntamos por algún consejo para alguien que quiera empezar y Miguel nos dijo “lo principal para trabajar con las abejas es no tener miedo y que empiecen con 8-10 colmenas, poco a poco. Aprender, ver lo que vas sacando y si eso luego te lanzas”. Consejos sabios de gentes dedicadas en cuerpo y alma a estos preciosos y valiosos insectos. Sin duda, una iniciativa que muestra el valor de Cultivar Saberes, para Cosechar Futuro en la comarca Andorra- Sierra de Arcos.
En Ariño estuvimos también con Joaquín Macipe, un artista multidisciplinar que está en mil jaleos de la zona: el grupo de teatro, las clases de pintura, la asociación Repechorock… Y es que el mundo rural está lleno de vida y de cultura. “No podemos asumir que la cultura y las fiestas de los pueblos están solo asociadas a desfase” comentaba Joaquín. Como decían nuestras amigas de Tabanera de Cerrato “la música, la comunidad, el encuentro, la metáfora, la danza, el juego, la palabra, la celebración, el rito… Es un patrimonio, un tesoro intangible que sostiene, cohesiona y hace posible la vida en comunidad. Tan necesario como el alimento que nos nutre o el agua que bebemos”.
Joaquín llegó a este pueblo hace ya 15 años, “mis raíces están en Ariño pero mis padres emigraron. Yo nací en Zaragoza y he hecho el camino al revés. Estudié Bellas Artes y estaba trabajando como docente en un colegio concertado. La casa de mis abuelos se estaba deteriorando y mi padre nos dijo que si alguien la quería era para él. Dicho y hecho, la rehabilitamos y me vine al pueblo. Preparé las oposiciones, aprobé a la primera y cogí la plaza de Alcorisa”. Joaquín reflexionaba que, para llegar al mundo rural no solo necesitas una casa sino también una oportunidad laboral. Para él, ser docente en un instituto rural como el IES Alcorisa es un regalo “grupos reducidos, la relación con las familias… El trato es mucho más cercano y hacemos cosas chulas. Tengo la sensación de que a día de hoy los chavales quieren quedarse en su pueblo. Para mí las tres patas fundamentales para vivir en lo rural son: querer estar en ese pueblo, poder estar en ese pueblo y estar a gusto, gracias a un tejido cultural, asociativo y que la gente te acoja”.
Charlar y compartir reflexiones con Joaquín es muy nutritivo. Nos comentaba que él no ve que venirse a vivir a un pueblo sea un acto heroico, “más bien al revés, vivir aquí es un regalo. El día a día en un pueblo es igual que en una ciudad pero con más tiempo y más ocio, yo hago lo mismo pero mejor”. Durante la ruta de Teruel varias personas han desmentido el falso mito de que la vida rural es aburrida o falta de cultura y Joaquín lo confirmó: “aquí disfrutamos de las mismas obras de teatro que en el Principal de Zaragoza o de conciertos de una calidad increíble”. Nos explicaba que la cultura no solo viene dada desde las instituciones, “hay mucho tejido asociativo y cultura autogestionada”. Muestra de ello son varias de las asociaciones y actividades en las que está involucrado: clases de pintura, grupo de teatro insolvente, asociación El Rolde, Repechorock… “En los pueblos hay inquietud cultural y no es verdad que la oferta cultural sea menor”.
Joaquín además lo veía claro: “una de las claves para luchar contra la despoblación puede ser fomentar la generación de tejido artístico en los pueblos. Una persona artista, creadora, necesita espacio, tiempo, visibilidad y tejido artístico. El mundo rural es una oportunidad única para el arte ya que se puede tener más fácilmente un taller, el tiempo te cunde más y hay cercanía con la población, la gente te conoce y te hace encargos. Pienso en cómo hubiese sido mi trayectoria artística en Zaragoza y lo veo difícil”. Reflexiones así compartimos también con Elisa de Nylon Silvestre.
El mundo rural ofrece oportunidades únicas a la producción artística y viceversa. Joaquín, artista multidisciplinar, ve la industria artística como una ocasión de generar trabajo, con alto valor añadido, en entornos rurales: “al ser humano le gusta el arte, es la diferencia con otros mandriles. El arte parece que somos cuatro iluminados, pero es algo inherente a todas las personas y con un valor brutal. No requiere infraestructura, no tiene huella ecológica, no genera residuos… Si miramos el arte como industria nos podemos dar cuenta que con muy poco sacamos mucho. Esta industria a día de hoy no hace falta que esté en las ciudades, también puede estar en los pueblos. Por eso es importante llevar a la gente desde el principio para que eche raíces. Facilitar el arranque inicial de gente recién licenciada en los pueblos, ya que cuando un artista se asienta en un taller cuesta mucho que cambie de lugar, porque ese espacio es su vida. Trasplantar una planta es más difícil que plantarla desde el principio”.
Joaquín nos contó también que otra de sus aficiones es la agricultura. Recuperó los olivos de la familia y ahora los cuida y obtiene su propio aceite virgen extra. Tradiciones y oficios ancestrales como la apicultura, el arte y la cultura nos muestran que son elementos de futuro y pueden ser motor para revitalizar el mundo rural. Cultiva Saberes, Cosecha Futuro.