10 de julio de 2021, Calamocha
Arte y naturaleza para comenzar a descubrir Teruel
Después de unos 7 meses de preparación, llegó por fin el día de salir a rodar para descubrir Teruel. La edición #BielayTierraTeruel ya contaba con la experiencia de la ruta del 2019, sin embargo, la ilusión y la incertidumbre siguen presentes. Siempre que se empieza una aventura tienes el corazón abierto y esa vulnerabilidad, la que nos hace humanas, nos prepara para vivir el viaje con toda su inmensidad y plenitud. La ruta y las personas que conoces en el camino te van enseñando, te vas transformando. Hoy comenzamos de nuevo a escribir estos Cuadernos de Campo siendo conscientes de que, una vez publicados dejaran de ser nuestros y pasarán a ser de quienes los leáis. Cuadernos de recuerdos, de aprendizajes, de alegrías, de tristezas y de pequeñas anécdotas del día a día que queremos compartir.
Con todo esto, nuestras bicis preparadas y alforjas cargadas, empezamos el día con un desayuno sano y nutritivo en el Supermercado Cooperativo Avecinal. Una decena de personas nos juntamos a las 7 de la mañana y con ellas compartimos esas emociones que nos recorrían el cuerpo: alegría, ilusión, emoción, nervios y, sobre todo, gratitud. Esas 10 personas representaban a la comunidad de Biela y Tierra porque sin ellas y sus apoyos, sin vosotras, sin las iniciativas, Biela y Tierra no sería posible. A las tantas y tantas personas que construyen Biela y Tierra ¡gracias! Bien desayunadas y con nuestras bicis preparadas nos dirigimos a la estación de tren de Goya. Este año quisimos salir de Zaragoza en tren para reivindicar dos temas candentes: la importancia de mantener el ferrocarril en los pueblos y las dificultades de combinar bici más tren, la manera de viajar más sostenible.
No podemos permitir que nuestros pueblos se queden sin ferrocarril. El tren, una de las maneras de viajar menos contaminante, es un servicio público esencial para vertebrar el territorio y combatir la despoblación en el entorno rural. Con las infraestructuras montadas, las estaciones construidas y la necesidad de conectar diferentes poblaciones y facilitar las comunicaciones entre el medio rural y medio urbano ¿cómo es posible que se esté planteando el cierre de estaciones o el uso de taxis en lugar de trenes? El movimiento #AragonNoPierdasTuTren reivindica el tren como eje vertebrador “que construye nuestro territorio, seguiremos defendiendo que la frecuencia de los trenes se adapte a nuestras necesidades y no al revés, seguiremos defendiendo mejores infraestructuras, mejor accesibilidad y más paradas”.
Mientras en la mayor parte de Europa ponen facilidades para poder viajar en bici y tren, en el estado español hacer un viaje cicloturista combinando tren y bici es casi casi una odisea. Para viajar en Renfe con tu bicicleta en un tren de largo recorrido tienes que desmontarla y meterla en una bolsa especial. La bici, una vez embalada, deja de ser un vehículo útil y se convierte en un muerto intransportable. ¿Fácil? No. Cuando se hace un viaje cicloturista necesitamos desplazarnos con nuestra bici y alforjas hasta la estación y un acceso fácil para subir al tren. Además, los vagones no cuentan con un espacio específico para las bicis y, aunque sean desmontadas y embaladas, para colocarlas en los maleteros tienes que ser la reina del tetris. En los trenes de cercanías, regionales y media distancia sí que se puede subir la bici al tren pero sea cual sea el tamaño del tren, ¡solo pueden viajar 3 bicicletas! En Francia, por ejemplo, se permiten hasta 20 bicicletas. Plataformas y colectivos ciclistas llevamos muchos años reivindicando ¡¡Bicis al tren!! incluso a través de peticiones directamente a Renfe. Es necesario y urgente descarbonizar el transporte y apostar por acciones reales y valientes de combinación bici + tren, la manera más sostenible de viajar.
Llegamos a Calamocha para encontrarnos con Lali, una barcelonesa que llegó con su familia en 2008 a la Comarca del Jiloca a través de un programa de nuevos pobladores huyendo del precio de la vivienda desmedida de la capital catalana. Estos programas facilitaban, desde los ayuntamientos, la llegada de nuevas vecinas y vecinos a través de la rehabilitación de viviendas ofreciendo alquileres sociales. Las personas que llegaban debían hacerlo con un proyecto de vida. Ricardo, el marido de Lali, tenía un herbolario artesano con el que participaba en ferias.
A su llegada al Jiloca cuenta que el paisaje le pareció desolador, comparándolo con el prepirineo donde pasaba sus vacaciones de pequeña. Entonces pensó, “si hay gente que vive aquí yo también puedo hacerlo”. Trabajando con el herbolario artesano empezó a investigar en más profundidad las propiedades de las plantas. Pero, claro, primero debía aprender a identificarlas en su entorno. Sus comienzos en este trabajo fueron gracias a la plataforma ciudadanaBiodiversidad Virtual donde volcaba sus dudas subiendo fotos de las plantas que encontraba. En esta plataforma se reúnen expertas, aficionadas y principiantes. La gente que más sabe resuelve las dudas y proporciona las claves para que todo el mundo vaya aprendiendo: “ahí entendí lo que era la botánica”, nos dijo Lali. Esta web se mantiene gracias a la colaboración de más de 400 personas que además forman una asociación con la que realizan distintas actividades (paseos, reivindicaciones, etc.).
Este tipo de plataformas, como también lo es iNaturalist, se convierten en un mapa enorme de citas y localizaciones abiertas a que todo el mundo participe y son lugares donde se han descubierto nuevas especies de plantas e insectos. Se ha avanzado muchísimo con la Ciencia Ciudadana y las Redes Sociales para completar la información. Por ejemplo, desde El Herbario de Jaca le propusieron participar en la RESECOM, un proyecto Life de seguimiento para especies de flora y hábitats amenazadas. Se mantiene por el trabajo de personas voluntarias a quienes se les adjudica una especie para que hagan el seguimiento anual. Coronopus Navasii es la de Lali.
Su colaboración con el Herbario de Jaca comenzó cuando descubrió sus primeras orquídeas silvestres, la Orchis papilionacea. “Aquellos días los recuerdos que tengo son de muchos nervios y mi pensamiento era cómo voy a colaborar yo con el herbario si no tengo ni idea de botánica. Pero sí, lo hice y sigo con ello”. A lo largo de todos estos años todos sus descubrimientos y avances los comunica a través de su web Mi Herbario del Jiloca.
Tuvimos la inmensa suerte de compartir un precioso paseo por la ribera del río Jiloca. En la primera parada ya nos mostró el Geranium collinum, una especie protegida en otros territorios pero que en Aragón no está incluida en el catálogo de especies amenazadas. Descubrimos otras como Lycopus europaeus, Menta de agua, Lirios amarillos… Y es que como ella nos decía “no puedo dejar de ir caminando mirando a la tierra, en los bordes de los caminos, los ribazos… prestando atención a las plantas”. Para Lali, conocer la flora autóctona de cada lugar debería considerarse parte de la cultura básica. Cada vez estamos más alejadas de todo este conocimiento. Un ejemplo claro está en la jardinería, que dependiendo de modas y estéticas cuestionables se utilizan, en ocasiones, especies que pueden ser invasoras. A orillas del río nos mostró un ejemplo de ello con las Buddleja davidii.
Y es que Lali, con su trabajo de hormiga, se ha convertido en una reconocida botánica especialista en la flora de la Comarca del Jiloca. Actualmente está inmersa en la Guía de la Flora de la cuenca de Gallocanta. De las 1170 especies que hay registradas, ella tiene identificadas y localizadas 900. ¿Cómo no va a ser un referente? En el 2008 publicó su primer artículo científico en la Revista Flora Montiberica , número 70, “Aportaciones a la flora de la cuenca endorreica de la laguna de Gallocanta” como única autora y, de hecho, es la única mujer que aparece en ese número de la revista. Este número se publicó, justamente, la noche del 8 de marzo. Con mucha modestia, nos decía Lali “yo creo que es para estar orgullosa, ¿no creéis?”. Por supuesto Lali, empezaste sin formación académica en botánica pero con tu trabajo y pasión por las plantas te has convertido en poco más de una década en referente de la botánica aragonesa. Eres un orgullo.
En el camino nos acompañó Joan, su hijo de 18 años. Él lo ha mamado desde siempre y nos contaba entre risas cómo, cuando va al monte con sus amigos, no para de decirles el nombre de las plantas y las propiedades que tienen. A Joan le tiran más el arte y la cultura. Y no es de extrañar porque viene de familia de artistas. Joan es músico, al igual que su abuelo materno que también se llamaba Joan. Lali nos contaba que su padre, en una pequeña habitación, daba clases de música a sus hijos y amigos con un pentagrama pintado en la puerta. Esta era su afición. Y Lali, todavía demasiado pequeña, aprendía al otro lado de la puerta. Creó la Orquestra dels petits músics donde Lali participaba tocando la flauta dulce y cantando en la coral. La madre de Lali, Roser, es ceramista y una mujer tremendamente vital. Aún hoy con 87 años mantiene abierto el taller y la academia para enseñar cerámica en el barrio. Y además es bloguera a través de su web de poesía Engrunes literàries. Lali colaboraba con su madre en el taller como alfarera y nos mostró algunas de las hermosas piezas que realizaba.
Comenzar esta ruta Biela y Tierra Teruel conectando arte y naturaleza ha sido todo un regalo.
3 Comments
Molt be, ets un crac ! Estic emocionada filla, ets estopenda. No paris, continua axis, una forta abraçada.
Esto es conocer mundo rural muy pero muy interesante. Esto es conocer la España rural que tiene vida. Y no podemos dejarla morir. ADELANTE
[…] de estas mujeres es nombrar la vida de frente; por eso nada más iniciar su relato (el 10 de julio, desde Calamocha, hacen referencia a la vulnerabilidad: “Siempre que se empieza una aventura tienes el corazón […]