24 de agosto de 2021, Mas de las Matas
El agua fuente de vida
Desde Castellote nos dejamos rodar, cuesta abajo, hasta Mas de las Matas, en la comarca del Bajo Aragón. Tras las montañas turolenses volvimos a tierras de cultivo: frutales, huerta, forraje y cereal. Llegamos para encontrarnos con Araceli y Manolo, de La Huerta en Casa. Queríamos comprar pan y Araceli nos dijo: “la panadería de Mas de las Matas no funciona como en otros sitios”. En los años 60 había 5 hornos de pan en el pueblo, se pusieron de acuerdo y subieron el precio. Las gentes de Mas de las Matas se organizaron y abrieron un horno de leña colectivo, la Cooperativa San Sebastián. Se ubicó en un antiguo centro de la C.N.T. “Cuando llegué aquí me sorprendió mucho, íbamos a comprar sin dinero, solo con las cartillas. Mi suegro dejaba el grano cada año y eso se traducía en pan para la familia. 100 kg de harina eran 50 panes” nos contó Araceli. Y no es de extrañar, ya en tiempos anteriores estas tierras habían estado ligadas a la historia de la colectivización. “Esta no es la única sorpresa. He quedado con Noelia para que os cuente más cosas del pueblo”.
Noelia, de la oficina de turismo de Mas de la Matas, nos regaló una visita guida de la Ruta del Agua, un recorrido por el pueblo. “Se puede hacer por libre. En cada parada hay un código QR que enlaza a un audio grabado por vecinas y vecinos con anécdotas” explicó Noelia. El agua es muy importante en Mas de las Matas. Tres son las acequias que recorren el pueblo que hasta hace bien poco estaban al descubierto, como el lavadero de los patos en el que algunas familias los criaban. Las acequias pasan por debajo de algunas casas y hay cuatro lavaderos todavía activos. ¡Qué bonito el lavadero del brazal y el del molino con las plantas y flores que cuidan las mujeres del pueblo! Mas de las Matas, regado por el Guadalope, tiene una fértil vega.
La economía está basada en la agricultura y ganadería. La familia de Araceli y Manolo, con La Huerta en casa, hace huerta en ecológico y tienen frutales, cereal, forraje y ovino, por supuesto en extensivo. “Manolo siempre ha estado vinculado a la cooperativa y antes vendíamos ahí toda nuestra producción. Para casa teníamos otra huerta en la que no echábamos nada que no fuera el fiemo de nuestras ovejas. Y claro, cuando la gente probaba nuestras hortalizas, flipaban. Pensamos ¿igual podemos transformar la huerta y hacerlo en ecológico? ¿Y por qué no convencer a más gente de la cooperativa?” nos contaba Araceli. Y así empezaron siete personas cultivando en ecológico para vender en cestas, directamente a familias. La vida da muchas vueltas, Araceli y Manolo se han quedado solos produciendo en ecológico, junto a Sonia de Abenfigo. “Pronto vimos que lo mejor era abrir una tienda en el pueblo de productos ecológicos. Fuimos ampliando: herboristería, semillas, plantas y flores… Vamos viendo las necesidades y nos adaptamos” explicaba Araceli. ¡Es una suerte para este pueblo tener una tienda así! Mas de las Matas conserva pequeño comercio muy variado y como nos contaba Araceli “lo tenemos claro, para que se mantenga el comercio es esencial que todas consumamos en el pueblo”. Durante el confinamiento los productores locales fueron básicos para mantener el suministro “las grandes cadenas surtían primero a las ciudades. Nosotros seguimos trabajando igual, en la tienda y online. Nadie quedó sin servir”.
Para la Huerta en Casa la relación directa es fundamental. Cada miércoles “Manolo hace una ruta y yo otra. Llegar a las casas, que te agradezcan tu trabajo, compartir cómo está la huerta o resolver sus dudas es lo mejor” nos contaba Araceli. Manolo defiende la venta directa porque “los pequeños productores deben comercializar por ellos mismos, si no, no hay futuro, no sale rentable”. Diversifican al máximo y cierran ciclos. Manolo nos contaba “tenemos cereal y forraje para alimentar el rebaño de ovejas que nos proveen del estiércol para abonar” y reducen al mínimo los insumos externos. “Cuando termino de cosechar los cultivos de la huerta no hay mejor desbrozadora que nuestras ovejas”. Tienen dos rebaños, uno de segureña y otro de ojinegra. Esta última es una raza autóctona de Teruel que se promocionó hace unos años para evitar que se extinguiera. Todas sus parcelas están certificadas en ecológico “con este sello aseguramos a quienes no nos conocen que nuestra producción está libre de tóxicos”.
“Cuando estudiaba siempre nos decían que lo importante era producir más. Se llevaba mucha cantidad al mercado y no se vendían las producciones. Y claro, el tortazo por esos kilos que no se vendían nos lo llevábamos los agricultores, no los técnicos. Prefiero producir menos y de mayor calidad, en ecológico. Al principio nos decían que estábamos locos y que el ecológico no llevaba a ningún sitio. El trabajo y el tiempo nos han dado la razón” decía orgulloso Manolo. La realidad del sector primario es compleja. “Las administraciones nos ponen muchas trabas, sobre todo burocráticas” decía Araceli. Les ha costado 3 años conseguir los papeles para la granja de huevos ecológicos que han proyectado. Manolo nos contaba que hacen falta más productores en ecológico “llevan años llamándonos para exportar pero nosotros lo tenemos claro, queremos vender cerca y directamente”. Por suerte, su hijo Saúl se ha incorporado. “A mí me parece bien que siga pero quería que estudiase. Hizo el grado medio y superior de electricidad y luego se formó en Movera, Zaragoza, en agricultura y ganadería ecológica” nos dijo Araceli.
Araceli es un cascabel, se mete en todos los ajos: teatro, asociaciones, entrevistas… ¡Incluso fue la protagonista de un capítulo en el Canal Arte! Siempre anima y dinamiza. “Cuando vienes de fuera es importante incorporarte a las actividades, la gente te abre las puertas” reflexionaba. Llegó de Alcañiz aunque su familia era de un pueblo de Cuencas Mineras, Las Parras de Martín. Sus padres, Urbano y Balbina, “dejaron todo porque no querían que nos dedicásemos a la mina y nos fuimos a Alcañiz”. Allí tenían una pequeña vaquería que complementaban trabajando para otra gente y llevaban fruta a la sierra para vender. “Mis padres fueron emprendedores y muy valientes. Tenían siempre presente diversificar. Igual de ahí me vienen todas estas cosas y mi espíritu inquieto” recordaba Araceli.
El agua, en Mas de las Matas, aparte de regar su fértil vega, ha sido una fuente de generación de energía esencial para el desarrollo local. La visita que hicimos con Noelia terminó en el molino, una espectacular joya de patrimonio industrial. “El primer molino que hubo en este emplazamiento data de 1750. En aquella época, Mas de las Matas se reveló contra el señor de Camarón que controlaba el único molino de la zona y consiguieron abrir su propio molino colectivo”, nos explicó Noelia. Fueron modernizándose e incorporando mejoras hasta que llegó el sistema austro-húngaro de molturación, que es el que se puede visitar actualmente. Una impresionante estructura de madera organizada a lo largo de tres pisos nos dejó con la boca abierta. Esta magnífica obra de ingeniería se encontraba desmontada hasta que un grupo de mujeres, de un taller de empleo, dedicó 2 años a su restauración y montaje. ¡Enhorabuena y gracias por este trabajo! “Una de las peculiaridades es su verticalidad. El trigo, la harina y otros productos siguen un circuito que los conduce de una máquina a otra en un continuo subir y bajar para completar tres fases: limpieza, acondicionamiento y finalmente la molienda” detalló Noelia. Para hacer funcionar esta compleja máquina se utilizaba una turbina que convertía la energía del agua de la acequia en energía mecánica para el molino y, además, en energía eléctrica para uso del pueblo y de una fábrica que había al lado. El molino no está en funcionamiento, pero la turbina sigue generando energía eléctrica.
Mas de las Matas es uno de los ejemplos de colectivización y desarrollo industrial que estuvo presente en muchos pueblos de Teruel. Molinos, batanes, minas, hornos y fábricas conforman un rico patrimonio industrial. No dejan de ser fuentes dignas de estudio para comprender formas de vida de tiempos pasados, además de reflejar los valores de una sociedad que se reconoce en ellos. La historia rural de Teruel incluye un desarrollo industrial que permitía diversificar la economía de las zonas rurales y fijar población. Las políticas de los dos últimos siglos han favorecido el desarrollo industrial exclusivamente en las ciudades dejando sus pueblos como suministradores de materias primas y mano de obra para la industrialización urbana. Según el estudio sobre patrimonio industrial rural de Teruel publicado por Luis, Antonio y Neus, de Recartografías, “la efímera y limitada industrialización y protoindustrialización de Teruel ha dejado tras de sí numerosas poblaciones con sociedades desestructuradas, terrenos contaminados, impactos paisajísticos e infraestructuras en desuso”. Nos preguntamos si ese será el futuro para las macrocentrales que se proyectan.
Apoyar y mantener sector primario, favorecer la transformación de materias primas en el propio territorio y completar la economía local con otras actividades, como las pequeñas industrias y obradores artesanales, son elementos clave para que los recursos y el valor añadido de los productos reviertan directamente en el territorio.
Reflexiones que miran al futuro y nos despedimos de Mas de las Matas con el presente de La Huerta en Casa, un negocio que se sostiene con mucho trabajo y convencimiento. El apoyo de la familia es indispensable: Esther, la hija pequeña, siempre que puede, echa una mano en la tienda y en verano, Lucas, sobrino de la familia y enamorado de la bici, también. Estas relaciones de confianza se dan más allá “nuestros clientes son amigos y Sonia, nuestra socia, es como de la familia”. Fue un placer descubrir cómo, con esfuerzo y entrega, esta familia ecológica sigue adelante.