3 de diciembre de 2022
La vida frente al fuego
Comienza Pedales contra el Fuego, un recorrido en bicicleta conectando el incendio de Moncayo y el de Calatayud. ¡Y qué mejor manera de empezar un viaje cicloturista que combinando bici + tren, la forma más sostenible de desplazarse! Hasta 11 bicis nos subimos en el tren regional Zaragoza – Pamplona para bajarnos en Tudela y pedalear la vía verde del Tarazonica. Normalmente, ¡solo dejan 3 bicis por cada tren regional, sin importar el número de vagones que lleve! Pese a que el tren no tenía un espacio adecuado, colocamos nuestros vehículos de manera ordenada y no hubo ningún problema gracias a que avisamos a Renfe con anterioridad. Entonces, ¿qué sentido tiene esta norma? En otros lugares de Europa, conscientes de la importancia de apoyar modelos de movilidad sostenible, ponen facilidades para poder viajar en bici y en tren. Mientras, en el Estado español hacer un viaje cicloturista combinando tren y bici es casi una odisea.
Poco a poco el grupo de bicicletas fue creciendo y en total, el primer día de pedaleo nos juntamos más de veinte. ¡Qué alegría ver a una grupeta tan grande y nutrida a pedales y con alforjas! De Tarazona subimos a El Buste para dirigirnos al Puesto Fijo de Vigilancia (PFV) Santuario de la Misericordia donde nos recibió Javier con unas brasas y manjares calientes que nos sirvieron para reponer fuerzas. Este PFV es una caseta de obra con dos estancias y chimenea “condiciones excepcionalmente buenas comparado con otros PFV, como por ejemplo la torre en la que trabajo yo” nos contaba Laura, parte del grupo ciclista que nos acompañó y vigilante de incendios en el PFV de Salinas.
Y es que la precarización del Operativo de Prevención y Extinción de Incendios Forestales en Aragón es un hecho. Desde hace años luchan por estabilizar y dignificar los puestos de trabajo donde arriesgan sus vidas para combatir la capacidad destructora del fuego. Nuestras compañeras de ruta del Colectivo de Bomberas y Trabajadoras Forestales nos hablaron de las reivindicaciones que piden para que su trabajo pueda desarrollarse de una manera digna. La primera de sus peticiones es necesaria y urgente: “que se reconozca la categoría de contratación Bombera y Bombero forestal. Esto depende de cada CCAA. Aquí en Aragón no está reconocido y en nuestro contrato especifica que somos Peones de la caza y silvicultura pero hay otros territorios como La Rioja o Comunitat Valenciana que sí lo tienen reconocido y hace poco a las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) también les dieron la categoría a nivel estatal” nos contaba Yhovana, parte de una cuadrilla terrestre. Según nos iban contando en qué consistían las labores de su trabajo y cómo funcionaba el operativo nos dimos cuenta del desconocimiento general que tenemos sobre la prevención y extinción de incendios. Nos interesamos por conocerlo más a fondo y no solo acordarnos de ellas en verano cuando nuestros montes están ardiendo.
Dentro de Aragón, el mayor peso del operativo de prevención y extinción lo lleva la empresa pública Sociedad Aragonesa de Gestión Agroambiental (SARGA) con sus cuadrillas y la Diputación General de Aragón Gobierno de Aragón (DGA) con los Agentes de Protección de Naturaleza (APN) o “comúnmente llamados forestales. Todas las cuadrillas de SARGA, en periodo de incendios, tienen asociadas APNs. Cuando se produce un incendio ninguna cuadrilla puede acudir sin un APN y es esta persona la que indica qué se tiene que hacer”. El personal de a pie de SARGA está compuesto por: autobombas, PFV, cuadrillas terrestres y helitransportadas y, a parte, también están los técnicos (ingenieros/as) que echan una mano en los incendios y, sobre todo, estudian y deciden la parte de los trabajos preventivos. “Necesitamos una categoría profesional que incluya a todo el mundo, todos estos trabajos, y no que cada parte esté contratada de una manera distinta”. Además, algunos trabajos siguen con porcentajes de contratación inferiores al 100%, y en el caso de los puestos fijos de vigilancia, con tiempos de contratación muy precarios, de tan sólo tres meses en la mayoría de los casos, se alejan de un empleo digno y profesional.
En el reconocimiento de la categoría de profesionalización se incluirían el resto de reivindicaciones:
- Una segunda actividad para cuando el físico no acompañe para estar en primera línea combatiendo el fuego,
- Coeficientes reductores que regulen la edad de jubilación: “nuestro trabajo conlleva peligro, es necesario valorar el riesgo que tienes y que en una primera línea de fuego no haya gente de 65 años”. Al igual que es necesario y urgente el “reconocimiento de enfermedades profesionales y toxicidad y que se tengan en cuenta la peligrosidad y penosidad que se asume en el trabajo”.
- Tener en cuenta la antigüedad y que se traduzca en un plus salarial como en otros convenios.
- Un plan de igualdad justo y mayor presencia de mujeres “sobre todo en las partes más físicas del operativo ya que con buena técnica, formación, prevención de riesgos laborales y ergonomía nosotras podemos hacer esos trabajos que parece que solo son fuerza bruta. Lo tenemos claro, más vale maña que fuerza”.
- Conciliación laboral, personal y familiar.
- Mejora de la turnicidad y elección de las vacaciones. “Pedimos que las jornadas dentro del incendio sean más cortas (menos de 12h), que se respeten las 12h de descanso real y poder llegar a acuerdos para elegir vacaciones”.
- Formación y prácticas durante todo el año. “Es necesaria una formación continua y real, para que vayamos aprendiendo cada año un poco más y no empezar siempre desde el nivel 0. La formación tiene que ir en aumento y sobre todo que empecemos la temporada de incendios ya habiendo recibido la formación”.
- Disponer de materiales y herramientas en condiciones. “Un ejemplo claro son las emisoras que utilizamos para comunicarnos dentro de un incendio, son arcaicas y los sistemas de comunicación fallan mucho. Este año están comenzando con el tetra, va mejor, pero están tardando en ponerlo”.
En este podcast de Radio Espiritrompa lo explican. Las peticiones del colectivo de bomberas y bomberos forestales nos parecen más que lógicas para poder llevar a cabo su trabajo, tanto para la prevención como para la extinción de incendios y es responsabilidad de SARGA que así sea. “Queremos creer que tenemos un oficio, una profesión. Es fundamental para realizar nuestro trabajo, tener condiciones dignas, motivarnos y especializarnos. Hace años este tipo de trabajos era algo que completaba la renta familiar. Pero ahora la gente que entra está formada (Ciclo Formativo Grado Medio Trabajos Forestales y Conservación del Medio Natural, Ciclo Formativo Técnico Superior en Gestión Forestal y del Medio Natural, certificado de profesionalidad, curso INAEM) y sigues en ello porque te quieres dedicar 100% a esto”. Este trabajo es, sin duda, una vocación, nadie se pone a combatir llamaradas si no ama el monte y aspira a protegerlo. Vidas humanas, defendiendo la Vida con mayúsculas.
Yhovana nos explicó también cuáles son los pasos de actuación cuando un fuego comienza “sale un humo, desde el PFV o gente particular llama al 112, se localiza el incendio y se empiezan a mover la helitransportada, la cuadrilla terrestre y autobomba más cercana, la primera cuadrilla que llega con APN va contando por la emisora los medios que hacen falta. SARGA tiene una emisora en cada provincia y da los avisos según se precisan. Si desde el campo el fuego parece que es grande, la persona APN que esté allí avisa a la emisora y mueven más medios e incluso se coloca el puesto de mando avanzado donde suelen estar directores de extinción, técnicos DGA, emisoras… Dependiendo del nivel de alerta que se tenga y la virulencia del fuego, se activa a: Protección civil, BRIF, UME, Guardia Civil, Bomberos Urbanos, equipos de voluntariado… Por encima de todo el incendio suelen enviar al helicóptero de coordinación que es el que más alto sobrevuela”. Todo un despliegue de medios y personal complejo de gestionar. Toda la información de protocolo de actuación está recogida en el PROCINFO.
Javier, desde el PFV nos explicó cómo comenzó el incendio de Moncayo y cómo avanzaba a toda velocidad. Fueron momentos delicados. Pasar por la zona de El Raso nos ha hecho ser más conscientes de la magnitud de lo ocurrido, se nos ha roto el corazón. Pedalear entre árboles esqueletos con el olor todavía a humo dejó al grupo sin palabras.
Nuestra jornada terminó visitando el famoso Ecce Hommo de Borja que está en el Santuario de la Misericordia y gracias al Ayuntamiento pudimos dormir en los bungalows del Ecocamping. Terminamos el día: compartir, conocernos, complicidad… Momentos necesarios para poder digerir y tomar conciencia de lo transformadores que iban a ser estos días juntas.
Pedales contra el Fuego empezaba a rodar y en esta primera jornada nos dimos cuenta de lo imprescindible que es el trabajo forestal. En un contexto de cambio climático y abandono del campo, con el aumento del riesgo de incendios forestales necesitamos profesionales que protejan el medio. No podemos olvidar que vivimos en lugares con grave riesgo. Son bastantes los estudios afirman que el número de días con riesgo extremo de incendios ha aumentado en todo el mundo y se ha duplicado en la cuenca mediterránea en los últimos 40 años. Estamos viviendo un momento en el que un cambio de rumbo no solo es necesario, sino urgente. Mientras las llamas destruyen propiedades, tierras y vidas, por si fuera poco, también liberan CO2, agravando aún más la crisis climática. Bomberas y bomberos forestales, fundamentales.