2 de agosto de 2019, Barrio la Cuesta
Posada Molino del Canto: pájaros en la cabeza
Seguimos en el valle de Zamanzas y nos dirigimos hacia un lugar recóndito. Un rincón a orillas del río Ebro en el que durante cientos de años se molieron harinas: Molino del Canto. Allí encontramos el antiguo molino junto a un enorme caserón de piedra que fue la residencia de los molineros. Se encuentra dentro del Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, un lugar especial y único para convivir, disfrutar y observar la naturaleza.
Valvanera y Javier vivían en Miranda de Ebro. Siempre estuvieron muy relacionados con movimientos ecologistas y son apasionados naturalistas. Javier es un enamorado y gran conocedor de los pájaros. Y Valvanera tenía claro que quería vivir en el campo. Dedicaban los fines de semana a buscar un lugar donde poder instalarse. Recorrieron varias provincias del norte de España. Iban, venían, preguntaban, miraban y volvían a Miranda con la certeza de que lo iban a encontrar. Y así fue, en una de sus salidas, vieron desde la otra orilla del Ebro las ruinas de un molino y una casa en un enclave muy especial. En 1992 compraron esas ruinas y se pusieron manos a la obra. Y nunca mejor dicho. Javier y Valvanera con la ayuda de Txomin, hermano de Valvanera, y demás familiares y amistades, llevaron a cabo con sus propias manos la reconstrucción y restauración para crear la Posada Molino del Canto. Un alojamiento de ecoturismo especializado en el conocimiento y observación de las aves. Además, hacer un alojamiento les permitía conocer a gentes muy variadas, y de alguna forma, seguir viajando. “Encuentras gente con la que te conectas y aprendes” nos dijo Valvanera con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando llegamos y nos empezaron a explicar el estado en el que se encontraba la casa y el molino a su llegada, nos parecía imposible que hubiesen hecho ese enorme trabajo de restauración. Ahora, es una imponente casa rodeada de árboles centenarios que te desacelera el ritmo y te conecta con lo esencial y con la naturaleza. En Molino del Canto todo está cuidado. En la reconstrucción utilizaron materiales nobles para mantener en todo momento su esencia: piedra caliza y arenisca, madera de roble y corcho natural como material aislante. Valvanera, Javier y Txomin no tenían experiencia previa en el mundo de la construcción. Tuvieron que aprender sobre la marcha con ayuda de libros y consejos de profesionales. Fueron superando retos. A principios de los 90 obtener materiales de bioconstrucción no fue tarea sencilla. Eran pocas las personas que se dedicaban a ello. Tardaron 6 años en terminar la obra. En 1998, por fin, pudieron abrir las puertas.
Todo lo que hacen está cuidado y tratado con cariño. Valvanera lo quiere así. Detalles pensados para el disfrute y la acogida de los visitantes y espacios decorados con aves te acompañan en todo momento. En la puerta de cada habitación hay un pájaro diferente que la identifica, dibujado y pintado sobre madera por Javier. ¿Y qué pájaro es? En el llavero correspondiente está el nombre. Nosotras dormimos en la habitación del Pito Real (Picus Viridis), el más común y extendido de los pájaros carpinteros de la península. Aprendes sin darte cuenta. Las habitaciones son amplias y confortables distribuidas como suite con dos plantas. Son lugares de descanso y confort: abajo un pequeño salón que invita a la lectura y arriba la habitación con el baño. El descanso de los clientes es uno de los pilares de la posada, por eso, tener ropa de cama de calidad es tan importante para ellos. Dormir entre hilos de algodón y lino tejidos de forma artesanal te conecta con la naturaleza y regala un sueño reparador. La decoración de toda la posada recupera el estilo y los muebles antiguos y de calidad. Cada mueble de la casa tiene su historia. Para conseguirlos, Valvanera y Javier recuperaron algunos enseres familiares y se recorrieron innumerables ferias y mercados.
La Posada Molino del Canto forma parte de la Red Ceres Ecotur y ofrecen a sus clientes cenas y desayunos. Como en el resto del alojamiento, cuidan los productos con los que cocinan. Intentan que el máximo número de productos sean ecológicos y de cercanía, aunque muchas veces es difícil conseguir lleguen de manera regular a este rincón alejado. Javier y Valvanera ponen su empeño porque saben que cuidar la materia prima de sus menús es esencial para un buen resultado. El ambiente del salón comedor es acogedor y relajante, una suave música acompaña de fondo.
Selección musical de calidad, alimentación ecológica, sábanas de algodón y lino, mantas de lana merina, cortinas de hilo fino hechas a mano, mantelería antigua, muebles de maderas nobles… Crean un ambiente acogedor y cálido que agradecen los sentidos. Lujo bien entendido.
En el universo de Javier siempre deben estar presentes los pájaros. Ya desde pequeño se hacía sus guías de aves con ilustraciones propias. Y cuando le regalaron sus primeros prismáticos ya no pudo dejar de pensar en aves y observarlas sin parar. Pasear con Javier es toda una experiencia. Él siempre está atento a lo que le rodea y conoce en cada momento qué aves sobrevuelan el cielo o qué pequeño pájaro está posado en el arbusto más cercano. Tuvimos la suerte de dar un pequeño paseo con él para observar dos colonias de alcaudones dorsirrojos que han criado en un paraje cercano. Javier puso a nuestra disposición todo su conocimiento y materiales para que no nos perdiéramos ni un detalle: prismáticos, dos telescopios de tierra, guías de aves…
Y lo de Javier y Valvanera no es solo afición. Desde hace muchos años son miembros activos de SEO Bird life y participan en diferentes programas de seguimiento de aves, atlas de aves invernantes, atlas de aves reproductoras y censos específicos de grupos de especies. Desde el 2009 están involucrados en el gran proyecto de aves, eBird, del Laboratorio Cornell de Ornitología de Estados Unidos. Javier es coordinador de diferentes campos del Equipo de eBird España, y participa también con el propio trabajo de recolección de datos, todo para un mayor conocimiento y conservación de nuestras aves. También colaboran en la elaboración de anuarios y atlas ornitológicos de la provincia de Burgos. Para Javier y Valvanera, de alguna forma, esto sirve para devolver a las aves todo aquello que éstas les dan. “Queremos devolvérselo, intentar aportar a todo lo que nos rodea” nos dijo Javier.
Javier y Valvanera están preocupadas por la situación ambiental. “El entorno rural donde vivimos y trabajamos está cada vez más deteriorado y enfrenta desafíos muy importantes, muchos de los cuales provienen de actividades que con el tiempo solo pueden traer más pobreza y despoblación.” A lo largo de su vida siempre han luchado por defender el medio ambiente y los entornos naturales que nos proveen de los recursos necesarios para mantener la vida. Por ello tenían claro que seguir con el ritmo y la demanda de recursos que implica vivir en las ciudades no es sostenible y apostaron por una vida más sencilla, consciente y conectada con la naturaleza. Con su manera de vivir y colaborando con entidades para el estudio y protección de las aves consiguen poner el foco en aquello que es verdaderamente importante: la vida. Actúan de manera local pensando de manera global para las generaciones presentes y futuras. Valvanera y Javier tienen esperanza porque conocen y confían plenamente en la naturaleza. “El poder de la naturaleza es tan grande que si conseguimos parar el efecto que los seres humanos estamos haciendo ella se podrá regenerar.”
Hablando de zonas y lugares para la observación de aves, Javier nos dijo que “todos los lugares son buenos para observar las aves. Hay que saberlo ver y enseñar”. Esta trabajadora y cuidadora pareja tienen pájaros en la cabeza y en el corazón. Y menuda suerte tenemos de que así sea. Posada Molino del Canto es un espacio único.