Etimológicamente hablando esta palabra viene del latín del verbo pascere (apacentar, hacer pastar, llevar a pacer) que se asocia con la raíz indoeuropea *pa –(comer, proteger), que está también presente en pan. El pastoreo es una actividad que cuenta con una larga trayectoria mucho antes de que se establecieran las fronteras actuales. Más de 10.000 años de historia acompañan a las pastoras y pastores en sus caminatas. Cuando se abandonó la caza como principal modo de supervivencia y comenzaron a domesticarse animales para el consumo humano comenzó así el oficio más antiguo que se conoce, y que sigue persistiendo en nuestros días como un oficio esencial en nuestras vidas. Un oficio duro y solitario, pero apasionante y gratificante para quien lo practica.
Pastoreando con Belu cada día nos cuenta algo nuevo de las cabras, bien del conjunto entero o bien de las preferencias de cada una. Caminar con ellas en el monte, fijarte en sus conductas es un placer para todos los sentidos. A Belu lo que más le gusta de pastorear es quedarse en silencio, con los ojos cerrados y ser capaz de identificar los cencerros que llevan solo algunas de ellas. Cuando consigue distinguir uno sigue el sonido y se embelesa con él. Es una práctica de meditación única en medio de las 200ha de robledal. En los días que llevamos aquí, nos estamos dando cuenta que el pastoreo no sólo es un oficio tradicional. Pastorear es un sentimiento, una manera diferente de vivir de relacionarte con los animales y con el medio. Es estar en constante contacto con la naturaleza, y aunque es un trabajo sacrificado, por ahora, podemos decir que nos parece uno de los trabajos más gratificantes y revolucionarios de la actualidad.
Hablar de pastoreo y ganadería extensiva es sinónimo de cuidado del medio ambiente. Por eso, la ganadería de La Caperuza colabora con el programa de Tragsa en la comunidad de Madrid para la prevención de incendios. Mediante éste, se realiza el mantenimiento de los trabajos de prevención de incendios forestales economizando el gasto. La gran ventaja del pastoreo es que, aparte de que se gasta menos dinero en la gestión de montes, el rebaño aprovecha la biomasa y la transforma en carne, leche, lana y otras producciones de gran calidad, contribuyendo a la economía local.
El declive del pastoreo tradicional comenzó con el éxodo rural. Los pueblos se empezaron a quedar cada vez con menos población y los rebaños a desaparecer. La llegada de la industrialización también afectó al sistema alimentario y la ganadería industrial tan perjudicial para el bienestar animal, el medio ambiente y nuestra salud irrumpió con fuerza frente a la ancestral cultura del pastoreo y la ganadería extensiva. Este oficio, además, ha sido determinante durante siglos para la configuración del paisaje característico de muchos ecosistemas. Mucho se habla de los costes medio ambientales de la ganadería intensiva, pero poco de los beneficios para el territorio y el consumidor de la ganadería extensiva. Repetimos una y mil veces: no todas las ganaderías son iguales. Los pastizales de montaña, las dehesas y los prados de siega son paisajes de la península ibérica íntimamente relacionados con la ganadería extensiva. Los métodos tradicionales de ganadería, así como la producción de razas autóctonas no sólo benefician al consumidor desde el punto de vista nutricional, sino que también modelan y sostienen el medio.
Gracias a la ganadería extensiva y al oficio de pastoreo hay gente produciendo productos lácteos y carne sana, segura y que cuida el medio ambiente como La Caperuza. Es importante prestar atención a la procedencia de los alimentos que ingerimos: nuestra salud y la del planeta dependen directamente de las decisiones que tomamos en torno a ello. Las relaciones sociales, laborales y económicas y nuestras pautas culturales se encuentran, en gran medida, atravesadas por la alimentación.
El hecho de que a día de hoy existan escuelas de pastores como la de Campo Adentro muestra que el interés por la cultura rural y la artesanía alimentaria está aumentando. A su vez, son cada vez más las administraciones que apuestan por mantener sus ecosistemas sanos y se han dado cuenta que el pastoreo proporciona unos servicios forestales esenciales aumentando la biodiversidad y ayudando a la prevención de incendios.