17 de junio de 2019, Castrillo del Val y Burgos
Huerta Molinillo y Salvana: el camino hacia la Soberanía Alimentaria
Poca gente sabe que en el centro de Burgos, a escasos metros del Museo de la Evolución Humana, se encuentra Huerta Molinillo. Un proyecto que ha recuperado las antiguas huertas del convento de Santa Teresa para cultivar hortalizas ecológicas ofreciendo cestas a 160 socias del proyecto.
En la crisis del 2008 muchas personas perdieron su empleo, entre ellas también Isabel y Rafa. Pertenecían a una agrupación de cristianos de base que trabajan para combatir injusticias sociales no solo denunciando sino también construyendo alternativas. Bajo este prisma, el grupo les animó a crear una empresa nueva que respondiese a alguna de las necesidades del mundo. Isabel y Rafa tenían claro que la alimentación es algo imprescindible y que el actual sistema agroalimentario, que considera el alimento como una mercancía más, es un enorme generador de injusticias sociales y ambientales a nivel local y global. Así, quisieron dar una respuesta desde la agroecología porque es importante cuidar la tierra, pero no solo eso, sino trascender a una sensibilización de consumo local y economía de proximidad. Actualmente, están repartiendo 125 cestas semanales a un total de 160 socias que recogen cada miércoles en la Calle Molinillo.
Soberanía alimentaria y una concepción integral de la ecología y justicia social son los conceptos que engloba Huerta Molinillo. A día de hoy son 5 socias trabajadoras: Isabel y Rafa de Burgos, Matías de Italia, Dominique de Burkina Faso y Lamine de Guinea (Conakry). Estas dos personas han regularizado su situación gracias a Huerta Molinillo en un proceso difícil que contó con el apoyo de las personas que reciben las cestas ecológicas. Actualmente en el centro de Burgos cultivan 2.000 m2, 1.500 en invernadero, y 1 hectárea en Rabé de las Calzadas, un pueblito a 12 km de Burgos ciudad. Huerta Molinillo es un proyecto que aterriza el concepto de Soberanía Alimentaria apostando por la producción de alimentos: crear un modelo, replicable y reproducible, basado en la solidaridad como alternativa frente a un sociedad individualista y hedonista. La sensibilización, formación y concienciación son transversales en Huerta Molinillo pero no entra dentro de la economía que sustenta el proyecto. Así son numerosas las visitas que reciben.
Frente a las dinámicas de privatización del conocimiento en el sistema neoliberal, las experiencias campesinas se basan en compartir saberes y semillas. En Huerta Molinillo contaron con el consejo y el conocimiento de Íñigo Hernaní de La Prada y, Mariajo y Melitón de Amayuelas. Durante un año estuvieron desplazándose a La Prada y aprendiendo de Íñigo, a la vez que colaboraban con los trabajos de la huerta. Saber de dónde vienen es algo de vital importancia, por eso, han querido reconocer la labor de todas las personas “por la defensa de la Cultura Campesina y la Soberanía Alimentaria” con los premios anuales Huerta Molinillo. Como no podía ser de otra manera, Íñigo Hernaní y Mariajo y Melitón recibieron los premios 2015 y 2016, respectivamente. Román, de El Puchero de Villasur, recibió el premio 2018 y nuestros siguientes protagonistas el del 2019: Salvana.
Salvana es un proyecto formado por un matrimonio en Castrillo del Val: Salva y Ana. Salva, hijo de agricultores y ganaderos decidió a principios de los 90 dejar de utilizar agroquímicos y acercarse a la agricultura ecológica lo que le despertó rechazó e incredulidad por parte de los vecinos del pueblo. Ana, mujer de ciudad, aprendió todo sobre el campo y junto a Rafa llevan ya más de 20 años cultivando cereales y legumbres en ecológico, aplicando siempre que pueden los principios de la biodinámica.
Cuando Ana se trasladó de Burgos a Castrillo del Val, nunca había tenido ningún contacto con el campo. De la mano del padre de Salva aprendió todo lo necesario: a cuidar los animales, conducir el tractor y estar atenta a las necesidades de la tierra, etc. El padre de Salva, aunque tenía reticencias al cultivo ecológico, siempre les apoyó y ayudó. Pese a que en la producción convencional de cereal los números no cuadran, ya que han de hacer mucha inversión (maquinaria, fertilizantes, fitosanitarios…), a los agricultores les es muy difícil salirse de una visión productivista y apostar por el cultivo ecológico. Ana y Salva han perseverado en el convencimiento de la importancia de respetar la tierra y la salud e integrarse en los ritmos con la naturaleza.
Ana es una mujer muy activa que pertenece a la Asociación Ceres y asiste a los congresos europeos del Grupo de Mujeres de Biodinámica. Salvana son y serán dos, y siempre lo han sido: trabajan al mismo nivel y, por tanto, la propiedad de las tierras siempre ha sido de titularidad compartida. Cultivan cereales (trigo, cebada, avena y centeno), girasol, lentejas, alholva y su producto más apreciado, alubias: roja de ibeas, verdina, cena del cura, pinta, negra y blanca. Una apuesta valiente y comprometida, al igual que Huerta Molinillo, para caminar hacia la Soberanía Alimentaria.
Como decía Íñigo Hernaní: “Para mí un campesino es un pequeño agricultor soberano, partícipe de una cultura rural, una raza en peligro de extinción entre los cada vez más jornaleros desarraigados de los agronegocios. Eligiendo el origen de nuestra comida elegimos qué tipo de agricultura y de relaciones humanas y económicas sostenemos. Dejándonos llevar, apoyamos sin querer lo mayoritario: la semiesclavitud, la deslocalización, la contaminación, la acumulación de poder, el negocio del hambre. Las semillas, la tierra, las granjas… son cosa de todos, porque todos comemos y todo está enlazado. Campesinizarnos es organizar nuestra alimentación conscientemente para devolver las semillas, la tierra y la voz a los campesinos. Comer local, sano y de agricultura familiar. No es fácil encontrar pan de trigo cercano cultivado sin herbicidas por un campesino. Pero es muy necesario buscarlo hasta dar con él. Y comerlo cada día. Ya ha quedado demostrado, y así lo dice el movimiento mundial de organizaciones agrarias La Vía Campesina: la agricultura familiar, los campesinos, no sólo pueden salvar del hambre al planeta en esta dura crisis que viene, sino que son los únicos que pueden hacerlo. Es la hora de la soberanía alimentaria”.