9 de Agosto de 2019, Karrantza-Matienzo
Vista Alegre baserria, con “buena leche”
El Valle de Karrantza es el municipio más extenso de Bizkaia, con 49 barrios que se agrupan en 16 concejos. Sin embargo, es el municipio que más sufre la falta de habitantes. De los 1,15 millones de habitantes en Bizkaia, solo 2.717 viven en Karrantza, la zona más occidental de la comarca de las Encartaciones. Nuestra entrada a Euskadi nos recordó a la entrada a tierras asturianas por la parte occidental. La zona más despoblada y con gran riqueza de recursos y paisajes. El valle está perfectamente limitado por un cinturón de imponentes montañas. Bien lo saben nuestras piernas, para acceder desde el Puerto Los Tornos nos confundimos de camino y tuvimos que arrastrar la bici por una pista de grava durante más de 2,5 km con 300 m de desnivel. Suerte que nos recibieron Lupe, Íñigo, Maitane y Aitor en Aldeacueva que no salían de su asombro cuando les explicamos la pista por la que habíamos llegado. Pasamos nuestra estancia en el valle de Karantza con esta encantadora familia, amigos de Edurne de la cuadrilla de Donosti. Durante esos días tuvimos acogida y afectos que nos repusieron de todo el cansancio.
En Matienzo, una de las aldeas del valle, se encuentra Vista Alegre Baserria, la primera de nuestras visitas en Euskadi, una ganadería de vacas frisonas para leche. Desde 2011 elaboran yogures y queso en su propio obrador. Jose y César son dos hermanos que cogieron el relevo del baserri de la familia, la tercera generación de ganaderos. Tradicionalmente se vendía la leche directamente en los caseríos y posteriormente fueron las centrales lecheras quienes absorbieron la comercialización de la leche. Con el tiempo las centrales lecheras fueron creciendo y la población ganadera fue perdiendo su poder frente a ellas. Las grandes centrales eran quien fijaban los términos para la venta: precio, recogida, pago… Y así, la ganadería de leche en el valle de Karrantza, fue debilitándose. Por un lado, mucha gente se marchó de sus caseríos abandonando el sector primario en busca de empleo en núcleos más industrializados.
Las instituciones animaban a las ganaderías hacia la intensificación: vacas estabuladas y aumentar la alimentación con piensos para que las vacas produjeran más leche. Si el precio por el litro de leche era muy bajo, su lógica era que las explotaciones ganaderas tuviesen más vacas y así pudiese ser rentables. Una industrialización, alejada de la sostenibilidad, que promovía la concentración de mucha vacas en pocas manos. Así, aunque la cantidad de vacas lecheras en el valle no disminuyó, sí lo hizo el número de ganaderos. Producir leche a pequeña escala siguiendo los canales convencionales de la industria no era rentable, no se podía vivir de ello.
César y Jose hace 25 años vieron que ese no era el camino. El modelo que proponían no era sostenible económica, medioambiental ni socialmente. Así que decidieron volver a la forma tradicional, y empezaron desintensificando la explotación. De más de 40 vacas pasaron a 20 basándose en la ganadería extensiva de toda la vida reduciendo los piensos, insumos y tratamientos veterinarios que las vacas necesitaban. Estos cambios provocaron que las vacas dieran menos leche, se pasó de unos 30 litros por vaca y día a unos 20 litros. Menos leche pero de mucha mayor calidad. Otro paso poder seguir con la explotación era salir de la venta de la leche a las centrales. Para ello, debían transformar y comercializar su propio producto. En este momento, Helen muy vinculada a movimientos agroecológicos, se incorporó al proyecto apostando por convertir la explotación a ecológico. La conversión fue sencilla ya que prácticamente estaban siguiendo un manejo ecológico, y con la obtención del sello conseguían aumentar el valor añadido a su producción. Desde 2013 todo el baserri está certificado en ecológico y también se mantiene la producción de verduras, frutas y animales para autoconsumo. Para la producción en ecológico como mínimo un 75% del forraje del que se alimentan los animales debe provenir de la propia finca. En Vista Alegre la alfalfa que complementa la alimentación de sus vacas llega de un antiguo conocido.
Son ya 8 años los que lleva la quesería en funcionamiento. Comercializan su leche fresca pasteurizada y también la transforman en yogur y cuatro tipos de queso: fresco, tierno, afinado y maduro. Al pastar las vacas y alimentarse con una menor cuantía de piensos compuestos, se garantiza una mejor calidad nutricional de la leche, en cuanto a la presencia y buena relación entre ellos de elementos como las Omegas 3 y 6, el fósforo y el calcio, y las proteínas.
Cuando César y Jose cogieron el relevo sólo trabajaban ellos y a día de hoy son 6 las personas que trabajan en Vista Alegre. Un modelo de ganadería centrado en la sostenibilidad a distintos niveles: ambiental a través de la agroecología, social asentando población en el medio rural y económica evitando intermediarios y a las grandes centrales lecheras. Helen nos contó uno de los pilares es la relación con la gente por eso, la quesería y la granja están abiertas para visitas y su comercialización se basa en un contacto directo para eliminar intermediarios y dar toda la información de los productos directamente a los consumidores. “Producir y consumir alimentos son actividades tan necesarias como complejas y mientras más información tengamos, tanto las personas que dedicamos a producir alimentos como aquellas que los consumen, mejor podemos avanzar hacia la soberanía alimentaria aquella producción y consumo alimentario que cumple con la sustentabilidad agronómica, ambiental, social y cultural de la agro-alimentación, que antepone la salud y nutrición de las personas y su entorno a los grandes negocios empresariales y que responde a lo que pide cada pueblo desde la óptica de una producción y un consumo responsable de alimentos.”