1 de agosto de 2021, Mas Blanco
Reviviendo territorios
¿Os imagináis profesores y estudiantes de la universidad cargando carretillas, rehaciendo muros, rehabilitando viviendas y montando un museo en medio del Teruel profundo? Pues no hace falta que os lo imaginéis porque ya existe. Es la Asociación Recartografías: volviendo a poner la X en el mapa y su proyecto de Mas Blanco. Recartografías, es una asociación de investigación–acción. Como nos explicó Luis, portavoz de la asociación, “por un lado somos grupo de investigación sobre despoblación, cambio climático y conflictos ambientales en la Universidad de Valencia y, por otro, somos asociación de acción porque más allá de las publicaciones, congresos y producción científica tenemos proyectos, actividades y vínculos con el medio rural, el medio que estudiamos”.
Como acción más simbólica está el proyecto de Mas Blanco que consiste en la rehabilitación de una aldea en el término de San Agustín con criterios sostenibles y de respeto hacia la cultura, la naturaleza y la historia de estos lugares con el fin de mostrar que, para luchar contra la despoblación, además de grandes políticas, se necesita de mucha gente pequeña y compromiso personal. Esta acción surgió a raíz de la publicación del libro Territorios abandonados. Paisajes y pueblos olvidados de Teruel. Sus autores, Luis y Antonio, lanzaron unas propuestas en el diagnóstico final y, convencidos, se pusieron manos a la obra e identificaron a Mas Blanco como un lugar adecuado para su realización.
“Mas Blanco es un grupo de casas o como se dice aquí un barrio, una masada, una aldea, organización tradicional de la cultura masovera de la zona, pero que no es un municipio independiente”. Era el núcleo central de seis de las masadas cercanas, es decir, de las distintas explotaciones agropecuarias de hábitat disperso. Este barrio masovero, con algunos de sus edificios emblemáticos como la escuela o el horno comunitario, era el lugar de reunión de toda esa población masovera. Por este y otros motivos decidieron montar aquí, a partir de 2014, el Museo de las masías y de la memoria rural que cuenta con un total de ocho espacios repartidos por Mas Blanco. En ellos se muestran episodios históricos y diversos aspectos que motivaron la despoblación de las masías. Visitar este particular museo significa recorrer la aldea y descubrir la casa de la maestra, la escuela mixta, las guerras y conflictos en Teruel, la recreación de un refugio antiaéreo, el cubo (almacén comunitario de vid), el horno comunal, la recreación de la oficina CNT y la jipe (depósito de agua).
Es asombroso el trabajo que realiza Recartografías. No solo por su labor investigadora y la rigurosidad de la información que trasladan sino que además, han invertido tiempo, energía y dinero, de forma voluntaria, en la rehabilitación de todos esos edificios. Se establecieron como entidad de custodia del territorio y realizaron acuerdos de cesión con la administración y con propietarios privados que les ha permitido la rehabilitación y el uso de estos espacios. Tal y como explican en su página web, esta práctica se asemeja, en parte, a una de las fórmulas clásicas de tenencia de la tierra existente durante siglos en muchas áreas rurales, la masovería. El contrato de masovería plantea la cesión a futuros masoveros de una finca rústica o de una serie de tierras por un periodo de tiempo determinado, a cambio de que éstos se comprometan a mantener la finca y a entregar una parte de los frutos que produce.
En el cuaderno de campo de Albarracín ya comenzamos hablando de la vida masovera. Luis nos contaba “podemos considerar a los masoveros como nuestros verdaderos indígenas. Cuando un grupo de personas ha de sobrevivir en un medio de serranía alejado de todo, necesitan un nivel de autosuficiencia elevado y el desarrollo de una serie de técnicas materiales e inmateriales propias. La vida en la masía, como en todas las culturas rurales, estaba ligada a la naturaleza, totalmente alineada con los ciclos naturales. No disponían de ningún adelanto tecnológico de los últimos 200 años”. La peculiaridad de lugares como Mas Blanco es que existe un nivel de organización comunitaria muy fuerte. Hay varias actividades que se realizaban de manera colectiva: el horneado del pan, la vendimia, la construcción de la escuela y de la casa de la maestra, mantenimiento de caminos, de bancales, de pastos comunales. Nos sorprendió muchísimo el nivel de organización comunitario y especialmente la Sociedad Humanitaria. “En 1919 los masoveros de Mas Blanco decidieron hacer el esfuerzo de irse prácticamente a pie hasta Teruel para constituir, en el registro civil, la asociación La Humanitaria que tenía como finalidad principal la asistencia a personas enfermas, gastos asociados a fallecimientos y apoyo a viudos y viudas. Se juntaban una vez al año, para constituir un fondo común económico que sufragara esos gastos y para organizarse entre todos los vecinos en caso de que se necesitase alguna asistencia. Podría considerarse un precursor de los seguros o de la seguridad social. Es un ejemplo de apoyo mutuo y de un sistema organizado con la intención de que quedase constancia de cómo funcionaba y fuera reconocido por el Estado”.
“Hace más de un siglo que el mundo de las masías pierde población. El proceso de despoblación es escalar, es decir, se han ido despoblando primero los lugares más recónditos, luego los pueblos más pequeñitos, luego las cabeceras comarcales y ahora estamos ya en una situación muy grave en la que las capitales de provincia pierden población. Este proceso histórico viene determinado por muchos factores”, explicaba Luis. Al margen de las causas que se esgrimen generalmente: crisis del campo, mecanización, industrialización, falta de acceso, etc. Luis hablaba de un factor fundamental “se buscó deliberadamente que toda esa población que vivía con un nivel muy alto de autosuficiencia, de independencia respecto a poderes civiles, religiosos y políticos, dejasen de existir”. Esto lo escuchamos también en territorios lejanos de la mano de los hermanos Niembro en Asturias. El enfoque centralista de gestión de los recursos naturales afecta a estos territorios. Ejemplos, que comentaba Luis, son: “las políticas hidráulicas con la construcción de grandes embalses, el servicio militar obligatorio de 3 años que dejaba sin mano de obra joven a las masías, entre otros”. Luis explicaba que todos los adelantos tecnológicos incorporados en la zona de Mas Blanco se financiaron a cargo de las sociedades masoveras: la luz eléctrica, el agua corriente, el mantenimiento de caminos… aunque vecinas y vecinos pagan los impuestos que les correspondían. “Cuando uno va sumando todos estos factores más un modelo cultural dominante que denigra la vida en el campo hace que la gente, progresivamente, dirija su vida hacia las ciudades. Todo esto caló de manera muy profunda en estas familias que pese a tener las necesidades básicas más que satisfechas, la necesidad básica de reconocimiento social no lo estaba”.
Además recordaba Luis que “en los últimos 150 años el medio rural de Teruel no se ha perdido una sola guerra”. El impacto de la guerra y posguerra, especialmente en la guerra civil, tuvo efectos devastadores y fue importante causa de despoblamiento y crisis en muchas zonas rurales. Estos territorios se convirtieron en zona de frente con presencia de soldados, en muchos casos sin recursos, que se surtían de los masoveros de la zona. “Muchos pueblos y masías de Teruel vivieron años de terror. Durante más de tres años decenas de miles de soldados de los dos bandos ocuparon masadas, pueblos y ciudades en muchos casos arrasando todo a su paso. Miles de personas tuvieron que abandonar sus hogares”, podemos leer en la exposición. Luis además añadía “muchos historiadores ya señalan el fin de la guerra civil española en torno al año 1952. Durante más de 10 o 15 años tras 1939, hubo una situación de tensión muy alta por la presencia de guerrilleros antifranquistas, los conocidos maquis, y una Guardia civil que tenía carta blanca para hacer cualquier salvajada y muchas veces actuaban a través del miedo”. En el museo se explica que la Guardia Civil actuaba directamente a través de acción violenta contra la guerrilla pero también a través de la represión preventiva de la población con medidas de control social que alteraron profundamente la vida cotidiana: toque de queda, prohibición de fiestas, bailes y bureos y a partir de 1947 y por orden del gobernador civil de Teruel, Manuel Pizarro, el desalojo de las masías para cortar así el apoyo civil a la guerrilla. Cada día, a las ocho de la tarde, los masoveros tenían que presentarse en el cuartel de la Guardia Civil más cercano, a veces a horas de camino, entregar allí las llaves de su masía y pasar la noche en el pueblo con sus propios medios. Hasta el día siguiente no podían regresar a sus tierras. Este hecho ya lo señaló Enrique Ruiz cuando hablamos del mundo masovero.
La visita a la exposición de Recartografías hace que reflexionemos profundamente sobre nuestra historia. Sobre las consecuencias que los conflictos traen y sobre el presente de las migraciones a nivel mundial. Nos recuerda cómo la historia se repite y cómo es importante aprender del pasado para construir futuro. Todo este esfuerzo de Recartografías ha dado muchos frutos. En primer lugar que parte de estos edificios no se vengan abajo y se conserve el patrimonio. Así, poder crear un proyecto interesante que atrae a gente que viene de visita, gente que viene a hacer seminarios y cursos. Y es que Recartografías propone hacer del mundo rural un polo de conocimiento como vimos también con las Universidades Rurales. Y no solo esto, sino también ha motivado que nueva gente llegue a vivir aquí porque es “un factor determinante ir a un lugar donde hay actividades, hay sociabilidades” matizaba Luis. Y para él, “la parte más importante es el cambio cultural que se ha empezado a dar. Muchos de los antiguos masoveros que vivían aquí y llevaban más de 20 años sin venir, al ver que vino gente de la universidad y se puso a trabajar, les ha cambiado la óptica. Al principio nos decían que para qué rehabilitábamos la escuela y ahora, al ver la escuela tal y como ellos la conocían, y que viene gente a visitarla y es apreciada, su mentalidad ha cambiado, tanto, que ahora vienen mucho más, algunos han rehabilitado sus casas o han estado dispuestos a venderlas para que otras personas puedan venir”. Una escena que recuerdan con cariño fue cuando consiguieron traer a la primera maestra de Mas Blanco y juntarla con parte de su alumnado. Fue un día emotivo inicio de este cambio. Así es como Recartografías pone la X de nuevo en el mapa.
Compartimos fin de semana con Luis, Antonio, Sara, Paloma y Javi, colaborando en la preparación de los espacios para la III Universidad de verano Universidad Libre de las Masías. Pensar en la energía que ha invertido Recartografías nos da una idea de la motivación y la importancia de conservar el patrimonio y la cultura de los lugares para mantener un mundo rural vivo y honrar a las generaciones pasadas. Sin duda, como dice su lema “Tota pedra fa paret”.
1 Comment
Relato muy hermoso .