17 de agosto de 2021, Pancrudo
Latidos de juventud y esperanza
Al planificar el viaje, es difícil seleccionar las iniciativas, son muchas las que descubrimos y no siempre podemos llegar a todos los sitios donde nos gustaría. Tenemos límites. Esto nos pasó en Cuencas Mineras así que propusimos hacer un encuentro abierto con la Asociación el Calabozo y con iniciativas de la zona en Pancrudo. Así nosotras pudimos conocerlas y darse a conocer en el pueblo. Llegamos hasta Miravete en bici y Elisa de Nylon Silvestre nos acogió unos días en su casa y nos llevó hasta Pancrudo.
En el 1982 se cerró la central térmica de Aliaga, uno de los pueblos de la zona, y las minas de carbón se fueron abandonando progresivamente. Los edificios del barrio minero Santa Bárbara se estaban vaciando. Los padres de Elisa llegaron de visita y les gustó tanto la zona que vieron claro el vivir aquí. Compraron la antigua escuela de las niñas y después de vivir en Asturias, Aínsa, Teruel, Ibiza… Cuando Elisa tenía 6 años consiguieron estabilidad profesional y se trasladaron a esta casa. A Ana y Manuel, padres de Elisa, les encanta la montaña y la bici. “Me acuerdo mucho del huerto, que mi padre es muy fanático. De estar en el monte e identificar las plantas. De salir a pedalear en familia y no querer subir la cuesta de Miravete a Aliaga. Y recuerdo también cómo mis padres nos decían muchas veces ¡jo qué bien estamos aquí! En lugar de coches escuchamos pájaros. Mis padres me inculcaron el amor por lo rural” nos contó Elisa.
Con 16 años se fue a estudiar el bachillerato artístico a Teruel y después Bellas Artes a Bilbao. “Necesitaba salir, experimentar cosas nuevas, conocer… No me atraía especialmente que fuese una ciudad, pero sí que seleccioné Bilbao por la lejanía” recordaba Elisa. Durante los estudios cada verano volvía a trabajar en los retenes “Para mí era muy importante, no solo por la independencia económica, también porque había desarrollado un arraigo fuerte con el territorio y era muy importante para mí conocerlo. En verano, sigo con este trabajo. No puedo dejarlo. Me gusta porque estoy en paz, estoy de acuerdo con lo que hago, siento que tiene una utilidad real. Y además me ancla a la tierra literal y espiritualmente”.
“En Bilbao descubrí gente con la que compartir proyectos creativos. Me sentía legitimada para hacer lo que quería hacer. Cosas que en Aliaga hubiesen sido marcianadas”. Elisa durante esos años investigó el mundo de la performance y se especializó en audiovisual. Al volver a Teruel se dio cuenta de que era en lo rural donde quería vivir y empezó a buscar la manera de relacionar su arte sin dejar de vivir en un pueblo. Comenzó en la Sierra de Albarracín donde instaló su taller. Se dedicaba a la ilustración, a la serigrafía y a hacer ferias. Siguió dando vueltas y participó en un intento de construcción de una ecoaldea en Sierra Estronaz. “No funcionó pero el rimo me gustó. Me parece interesante vivir a otro ritmo con tranquilidad y lentitud” reflexionaba.
Elisa volvió a Cuencas Mineras y “un día, un amigo me propuso hacer un mural en una casa como regalo de bodas. No lo había hecho nunca pero me animé y hasta ahora, que ¡ya llevo 25 paredes pintadas en un montón de pueblos!” Visitamos dos de los murales que Elisa recuerda con más cariño: el de Jarque de la Val que se realizó en colaboración con las gentes del pueblo y, su última obra, el lavadero de Portalrubio. Para esta última Elisa contó con la colaboración de Amparo, hija del pueblo, con la que dieron forma a la idea. Elisa valora y agradece tener a alguien del pueblo con la que compartir el proceso creativo. “Me ha costado mucho entrar en el mundo del muralismo y he tenido que enfrentarme a retos. Yo nunca había hecho obras de gran formato y no tenía ningún referente, pero he confiado y me he lanzado a la piscina. A medida que iba haciendo las cosas he ido creciendo. Me he sentido arropada y apoyada. En una ciudad hubiera vivido un ambiente mucho más competitivo” decía. El mundo del arte en nuestros pueblos es un elemento más para construir sociedades completas. “No entiendo la sociedad rural como un monocultivo. Me niego a que nos quedemos solo con agricultura y ganadería. La expresión artística es imprescindible”.
”Varios de los murales que he hecho son para visibilizar a la mujer, su trabajo y su presencia durante tantos años olvidada” decía. Los dos ámbitos profesionales de Elisa tienen un claro componente masculino. Elisa nos contaba cómo trabajando en las cuadrillas tenía que demostrar constantemente su valía para ser considerada igual entre sus compañeros. Y algo parecido le ha pasado haciendo murales. “A veces estoy pintando una pared y aparece alguien, generalmente un hombre, que empieza a darme consejos como si yo no fuese la profesional que sabe lo que está haciendo. ¿Haría los mismos comentarios si fuese un hombre?” reflexionaba Elisa.
Participa en distintos movimientos, tiene muchas facetas dulces y comprometidas. Fue la que nos conectó con las iniciativas que se acercaron hasta Pancrudo. Una de ellas fue Nora, de la Asociación Protectora Animales Utrillas. Esta asociación nace de la necesidad y sensibilidad por el bienestar animal. Nora decía “quizá en los pueblos esto es más difícil, queríamos trasladar otra manera de tratar a los animales”. Comenzaron cuatro personas de manera individual y, al ver el volumen, pidieron al ayuntamiento un local para poder albergar a los animales en condiciones. A día de hoy ya son 20 voluntarios con un refugio para perros y otro para gatos. “Las limitaciones económicas son grandes por eso se nos ocurren cosas. Hicimos un mercadillo de libros que salió muy bien y, el 11 de septiembre, hemos organizado un mercadillo de ropa” decía Nora. Su interés principal es buscar el bienestar entre vecinos y animales, una gran labor para nuestros pueblos.
Desde Fuentes Calientes llegó Nacho. “Quería quedarme con ganadería en el pueblo. No quería cerdos porque el modelo intensivo no me convence. Me llamaba las vacas, pero este terreno no es bueno así que nos aventuramos con las yeguas y vender los potros para carne” nos contó. Empezó en junio del 2020 y el primer problema fue encontrar yeguas. “Buscábamos razas rústicas y recorrimos media España. Ya tenemos 40 yeguas de la raza Burguete e Hispano bretona”. Vienen del cruce de un caballo de trabajo con una yegua de aptitud cárnica. El padre de Nacho lleva desde los 90 con cereal en ecológico, es uno de los pioneros de la zona. “La idea es con el tiempo poner las yeguas en ecológico y hacer venta directa de la carne” nos contó Nacho. Una de las mayores dificultades es la falta de mataderos cercanos. Como nos dijo Valeriano en Albarracín “la carne de calidad se acabó cuando se cerraron los mataderos municipales”. Estamos seguras de que el proyecto de Nacho superará todas las dificultades porque “todo el mundo se ha volcado mogollón. Estoy muy agradecido por la ayuda”.
Seguimos aprendiendo de ganadería, pero otro tipo: Just Bugs SL, Nacho, Alberto y José Luis, tres amigos de Cuevas de Alumdén que siempre tienen muchas ideas y nuevos desarrollos. “Lo más sencillo hubiese sido invertir en una granja de cerdos, pero no lo contemplábamos por la problemática de contaminación por nitratos. Pensamos producir insectos. Están infravalorados, de los insectos se obtienen muchas cosas: miel, colorantes…” Son la primera empresa de Aragón dedicada a la cría de insectos. “Ha sido toda una odisea a nivel burocrático pero por fin tenemos todos los papeles” contaba Nacho. “Es una ganadería muy técnica. Tienes que controlar mucho las condiciones de temperatura y humedad”. Querían empezar produciendo grillos y al final han optado por el gusano de la harina, porque ya está legalizado para alimentación humana en la Unión Europea. Aunque no forman parte de nuestra gastronomía tradicional, son alimentos muy completos con porcentajes de proteína muy elevados (cerca del 60%) y bajo contenido en grasa. Estamos deseando que los comercialicen para poder probarlos.
Tuvimos la suerte de terminar la jornada con música de calidad. NiZorra! Rock de Teruel nos acompañó en formato acústico. Adrián y Joaquín de Galve, Fran de Palomar, David de Más de la Matas, Rodri de Escucha y Elisa de Aliaga se juntaron para reivindicar, a través de la música y la poesía, la lucha de los pueblos. Sus conciertos son una mezcla de guitarra eléctrica y bajo con clarinete, dulzaina y gaita. La gente de Pancrudo se quedó con la boca abierta y las palmas calientes de aplaudir ante estos jóvenes comprometidos con su tierra.
Es en las Cuencas Mineras donde nació el Día Universal del Orgullo Rural. Elena y Jessica vinieron para contarlo. “La base de todo empieza en querer vivir en el pueblo. Esta idea nace del hartazgo de la imagen que se daba, especialmente en los medios de comunicación, victimista y negativa de la vida en los pueblos” dijo Elena. “Teníamos primero que creérnoslo y después transmitirlo. Pensamos que la mejor manera era hacer una fiesta y hacerla bien: con bandera, himno, logo…” contó Jessica. La bandera tiene varios colores: azul del cielo, amarillo del sol, marrón de la tierra, verde de los ríos, verde de la vegetación y rojo de los minerales. “Es un símil a la lucha LGTBI, una lucha que lleva muchos años en defensa de la igualdad e inclusión de la diversidad”. Reivindican la igualdad entre el mundo urbano y el mundo rural. En el centro de la bandera se ven unas estrellas, la osa mayor porque los pueblos son el mejor lugar para ver las estrellas, “nos une la osa mayor con todos los pueblos del mundo” explicó Elena. Eligieron el 16 de noviembre porque está fuera de la temporada de verano cuando empieza el frío “aunque el campo se queda parado, nosotras no paramos” y también porque coincide con el Día de la Tolerancia “pedimos tolerancia de la ciudad a los pueblos”.
Nos llenamos de la fuerza de las gentes de Teruel. Al finalizar, compartimos risas y terraza fría con un grupo de jóvenes amigos rurales y comprometidos. Viven cada uno en su pueblo, lejos unos de otros pero todas las distancias son cortas cuando la voluntad y el espíritu de unión van por delante. Nos impregnamos de ganas y coraje porque como dice el siguiente poema de NiZorra!: “somos el camino, la voz guerrillera / la lucha que mantiene vivos los latidos de esta tierra”
GRACIAS
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[…] segunda visita en la que estuvimos presentes fue en Pancrudo, dónde Biela y Tierra nos mostraron diferentes iniciativas innovadoras y sostenibles de la […]