6 de agosto de 2021, Fuentes de Rubielos
Teatro para transformar y transformarnos
“Estamos aquí porque el entorno rural es una fuente de inspiración” así nos recibieron Karla y Pablo de Poika teatral. “En una ciudad tienes la sensación de que siempre hay que mirar para adelante, de que todo va muy rápido. En el mundo rural puedes parar y ver que las cosas tienen otros ritmos, incluso a veces parece que no se mueven. No por eso es negativo, así puedes ver el valor de otras formas de ser y de hacer. Las prioridades y los ritmos cambian y te empapas de la naturaleza que es lo que realmente somos”, nos decía Karla.
Karla nació en Vinaròs y aprovechó los estudios para marcharse a la ciudad. “Quería empaparme de todo, experimentar”. Descubrió el teatro y le ayudó mucho “yo era muy tímida. La interpretación y el clown me ayudaron a centrarme y estar a gusto con la gente, me daban herramientas para ser yo misma”. Entró en la escuela de artes y oficios y lo combinaba con formación en arte dramático. A lo largo de 10 años se formó en teatro y clown. Entre los 25 y los 33 años estuvo trabajando en Payasospital, en hospitales de Castellón, Valencia y Alicante. “Descubrí la magia de entrar a trabajar en un sitio que me corroboraba la utilidad social que tiene el teatro, algo que ya me atraía cuando decidí meterme en la interpretación”. Conocer la realidad de los hospitales le hizo tomar conciencia de la importancia de autoresponsabilizarse de la salud y el cuerpo, “lo relacionado con el cuerpo, el teatro gestual, los objetos, los títeres… fueron las cosas que me dieron paz y lo fui complementando con Zen Yoga y alimentación macrobiótica”. Al quedarse embarazada tuvo claro que deseaba dar a luz en un ambiente diferente. Trabajó en el hospital hasta entrados los 8 meses y fue a una casa de partos para dar a luz a Akiara, su hija “tiene un nombre inventado, y viene de aquí y ahora. Quería que su nombre tuviese mensaje para recordar siempre esta consigna tan importante”. Fue el momento en el que Karla dio el salto: “la ciudad ya me había dado todo lo que podía. Quería estar más conectada con la Tierra”. A través de una formación en la Casa Escuela la Loba descubrió el Valle de Olba y su maravilloso ecosistema humano y natural.
Pablo es originario de Calamonte, un pequeño pueblo de Extremadura. Sexto de nueve hermanos ha crecido en la vida rural. Todavía recuerda cuando su abuelo organizaba el granero para guardar la cosecha bien aireada y conservarla junto a los jamones y embutidos de la matanza; una vida conectada con la naturaleza, corriendo libre. Llegó la adolescencia y la juventud y necesitó alejarse, conocer ciudades y gentes nuevas: Barcelona, Ourense, Irlanda… Estudió y se formó como artista plástico. “Me centré en la pintura. Empecé utilizando sintéticos pero los he ido sustituyendo por materiales sin tóxicos. Me gusta utilizar tintes y elementos naturales y sencillos como café, remolacha, sal, arenas…”. Su manera de expresarse a través del arte ha variado. “Enfrentarse a un lienzo en blanco puede ser doloroso y difícil. Es exponer en el papel lo que te sale de dentro. Ahora utilizo elementos de la naturaleza para hacer intervenciones. Trato de nutrirme de la forma más positiva posible. Sigo pintando y también recojo otras inspiraciones a través de la fotografía”. A lo largo de su carrera la introspección le llevó hacia la oscuridad “hasta que llegó un momento que algo me dijo: ¡para ya! Y llegó la luz”. Quizá la risa y la vuelta a la naturaleza tuvieron algo que ver. Cuando Pablo fue padre tuvo claro que en una ciudad no podía vivir “quería que mis hijos corrieran libres y experimentaran como yo de niño. Quería algo más sanote para ellos”.
Las vidas de Karla y Pablo se cruzaron por estas tierras que los han unido y les han dado un hijo, Pau, y el proyecto Poika teatral, que llena de risas y arte las calles de Fuentes. Esta pequeña compañía de teatro familiar nació de manera casual, o no tan casual, cuando Karla enredó a Pablo para que participase en la creación de un showcooking en clave de clown con sus amigos de Algamar. Este espectáculo se llamó ÑAM! y se estrenó en Biocultura 2016 Barcelona. “Pablo fue muy valiente metiéndose a eso” nos decía Karla. “Y tanto, yo al principio iba a estar de ayudante payaso, no tenía que hacer mucho, pero Karla y otros amigos llevaron a cabo la dirección y sacaron de mí un personaje clown que me encantó”. Hicieron 3 recetas con algas desde la tontería y el humor. Karla estaba más que formada para ello pues conocía bien la cocina y las propiedades de las algas. Fue muy impactante que llegasen a Biocultura con una propuesta así “nadie se lo esperaba. Hubo críticas muy positivas y otras muy negativas. Eso es lo que me gusta del teatro, mover a la gente, vivir las reacciones”. Después de este estreno Pablo decidió formarse más y Karla cogió fuerzas para montar la compañía.
Pablo nos confesó: “creo que yo no elegí al teatro, si no que el teatro me eligió a mí. Lo sentí como una llamada terapéutica. Una vez que estás dentro de un personaje te permite vivir en otra vida y eso hace que nos podamos desarrollar como individuos”. Karla, sin embargo, lo tuvo muy claro desde joven “para mí fue una decisión propia, fue una herramienta para crecer. El teatro me ofrecía todas las posibilidades”. También tiene una función social porque “modifica, cambia, transforma a la gente. Desde mi vivencia como payasa de hospitales pude poner mi granito de arena. Cambiaba la realidad de la gente que visitaba y eso me cambiaba a mí. Se establecía un flujo de aprendizaje común a través de vivencias concretas”. Para ella hay dos pilares dentro del teatro: por un lado está la posibilidad de expresarse con un flujo de ida y vuelta y por otro, esa vivencia con las espectadoras establece la magia de la escucha.
Poika teatral hace un teatro divertido, para todos los públicos, “rompe con la cuarta pared y trata de integrar a la gente. Trabajamos con la sonrisa, las tonterías, con lo absurdo, con el clown, el imaginario y compartimos y disfrutamos para crecer”. Pablo especificaba: “las temáticas que abordamos son cosas que nos preocupan. Con los espectáculos tratamos de concienciar sobre los pequeños tesoros, la naturaleza, la educación, el respeto, etc.” Tratan materias como la imaginación y por eso crearon la obra TPF, tu personaje favorito. Dar valor a las pequeñas cosas de la vida que hacen que vivir sea un viaje maravilloso hizo nacer El viaje de Estel. Y de la naturaleza, al ver cómo en casa se va acumulando plástico, surge la pregunta qué estamos haciendo y la campaña Stop Plastik con la obra Cucalola y un taller teatralizado.
Encontrar en lo alto de la sierra de Gúdar una compañía tan auténtica por su sinceridad y apuesta de concienciación a través del arte nos ha dado fuerzas para pedalear. “Vivir en un entorno rural es mucho más amable. De Fuentes me enamoró la amplitud, las alturas. Necesitaba ampliar y romper las fronteras de los pueblos. Me siento de la zona, no solo del pueblo. Vivo en una comunidad muy grande” decía Karla. Recalcaron que el teatro y el arte son imprescindibles en los espacios “como seres humanos el arte es un reflejo de lo que vivimos y es necesario poder expresarse sin tabúes, sin ataduras. El arte es un lugar de encuentro, de generar debate, de hacer pueblo. La cultura no es solo lo que hacemos sino lo que elegimos caminando como comunidad”. El arte, el teatro, es un bien de todas las personas.