8 de diciembre de 2022
La unión hace la fuerza
Comenzamos jornada y pronosticaban lluvia. El grupo se había reducido notablemente, éramos solo siete. Por suerte, Marcos, del retén 74 de Ribota, se ofreció a llevarnos las alforjas en coche hasta Villarroya de la Sierra y, así, ir más ligeras. Salimos de Calatayud forradas entre chubasqueros y plásticos para pedalear parte del Camino Natural Santander – Mediterráneo. “¡Vaya! Hemos cambiado la niebla de Moncayo por la lluvia”, nos reíamos. ¡Y tanto que si lo habíamos cambiado!, llegamos bien “chipiadas” a Villarroya, pero gracias a las estufas y la acogida del pueblo pudimos seguir camino. Allí también nos encontramos con Trini, Etienne y Marcos. Fuimos a su base, la del retén 74 de Ribota. Cuando el fuego comenzó Etienne estaba en Bubierca trabajando en servicios silvícolas, Marcos libraba y ese día fue de voluntario con Protección Civil. Trini acudió más tarde, con la cuadrilla terrestre al incendio y nos relató las sensaciones de lo que fue su primera experiencia “la adrenalina te lleva, nos quedamos en el barranco actuando. Era impresionante: el ruido del fuego, todo estaba oscuro, había humo, fuego, llamas, todo rugía”. Marcos nos contó cómo en una de las siguientes jornadas de trabajo con el retén se vio atrapado por el fuego “estábamos con los batefuegos, parecía que íbamos controlándolo, pero de repente, cambió y nos atrapó. Me tiré al suelo al lado del coche y hecho una bola esperé a que el fuego pasase. Dos minutos eternos de espera para salir ileso de allí”. Cada vez que escuchábamos la dureza y los riesgos del trabajo de las bomberas y bomberos forestales se nos ponían los pelos de punta.
Seguimos nuestra ruta hacia Torrijo de la Cañada donde Clara y Carmelo nos recibieron con comida caliente y lumbre en casa y, de allí, a Villalengua, entre lloviznas y precipitaciones intermitentes. Llegamos al bar donde pudimos entrar en calor y prepararnos para el encuentro que teníamos en el Ayuntamiento con vecinas y vecinos del Valle del Manubles. La convocatoria fue multitudinaria: Jose María, Fina, Víctor, María, Noelia, Iván, Ricardo, Rosa, Miriam, Ana, Esther, Eus, Ana, Carlos, Marimar, Mariano y Marta nos acompañaron. Los relatos de lo vivido fueron espeluznantes. “Tuvimos muy poca información. Veíamos el humo, pero nadie nos decía nada. El día 19 bajamos unas cuantas por la mañana a la piscina de Villalengua y no teníamos ni idea de si el incendio iba a afectar a nuestro pueblo. Decidimos irnos de la piscina. Había mucho humo. Estaba todo muy revuelto”. La mayoría de la gente del encuentro estaba vinculada al sector primario, sobre todo relacionado con la fruticultura. La afección en el sector ha sido muy grande y los testimonios nos dejaron sin palabras. “El fuego ha destruido parte de la vega del río Manubles, el monte, el secano y el regadío”. “Se habrán quemado montes, pero lo que de verdad se ha quemado somos los agricultores, el medio de vida de la zona”. Durante la reunión se repitió la idea de pedir responsabilidades políticas por los daños ocasionados al sector frutícola, mejorar las condiciones laborales de los retenes y apostar por una gestión forestal integral.
El incendio empezó el lunes 18 de julio las 16h entre Bubierca y Ateca. “Sabíamos que si entraba al pinar entre Ateca y Moros iba a ser imparable”, explicaron nada más empezar a hablar. Muchas de las personas con las que nos entrevistamos pensaban que podría haberse evitado que el incendio cogiese una magnitud tan grande. “Al principio todo el mundo creía que el fuego estaba controlado. El martes el fuego seguía y avanzaba. A las 14h, vimos por la tele que Moros estaba siendo evacuado y nosotros estábamos en casa, comiendo, nadie nos había dicho nada. La incertidumbre y la falta de información es algo que te deja desprotegida” nos contó Fina. Víctor y ella son agricultores ecológicos de Moros, parte de la S.A.T. Manubles y de Saltamontes Bio, y han perdido 9.000 árboles frutales por el incendio. El fuego alcanzó el casco urbano de este municipio. La evacuación fue muy rápida y, según contaron, “la Guardia Civil nos echó de malas formas. No nos dejaron trabajar como voluntarios ni ayudar. Duele mucho ver cómo se está quemando el monte, y cómo va llegando a los frutales. Toda nuestra vida en riesgo y no te dejan hacer nada”. La población civil se sentía indefensa e inútil. Los mensajes que llegaban eran contradictorios: por un lado, el servicio 112 les decía que estuviesen preparados para ayudar y por otro lado la Guardia Civil no les dejaba entrar. Noelia e Iván, jóvenes agricultores de Villalengua, nos enseñaron fotos de filas de tractores con cultivadores y atomizadores listos para lo que hiciese falta. Decenas de máquinas y personas preparadas sin poder hacer nada.
El viento y la cantidad de masa combustible que el fuego encontraba a su paso hicieron que la situación fuese incontrolable. “La pérdida de riqueza frutícola y forestal ha sido inmensa, nos costará años superar el desastre”. El incendio, que no fue extinguido del todo hasta pasados seis días, ha modificado completamente el paisaje. Los bosques de pinos y los frutales y almendros que cubrían muchas laderas están carbonizados. “Cuando viene un incendio lo primero que te surge es ¿qué hago como vecina? O te vas por miedo o te quedas a apoyar” nos contó Marta de la Plataforma de Afectados por el Incendio de Ateca y vecina de Torrijo de la Cañada. Esta plataforma surgió a raíz de una reunión que convocó, a los pocos días del incendio, la Coordinadora 87 razones y Más que aglutina a colectivos y asociaciones de la Comarca de Calatayud y alrededores como un espacio de participación y construcción colectiva. A esta Plataforma se han unido, además de la Coordinadora, personas a título individual y asociaciones locales como la Asociación de Mujeres Prado de Cetina, Ecologistas en acción de Calatayud, Asociación de vecinos y vecinas de Embid de Ariza, Raíces y Brotes del Monegrillo, Las devanaderas de Torrijo de la Cañada, Asociación amigos y vecinos de Bubierca.
“Nos juntamos para ver qué había pasado, cómo estábamos, cómo nos habíamos sentido y qué podíamos hacer”. Enseguida empezaron a trabajar y hacia mediados de agosto convocaron movilizaciones bajo el lema “por la defensa de nuestro Mundo Rural, por la prevención de los incendios forestales”. En todos los pueblos se leyó el manifiesto, que comenzaba con palabras contundentes y estremecedoras: “lenguas de fuego arrasando montes, casas, vecinos desalojados… Arrasando nuestros pinos, carrascas y choperas, a los corzos y jabalíes, a los gorriones, alimoches y halcones,… al paisaje de nuestras vidas. Kilómetros y kilómetros de ceniza, de tierra inerte coronada por los esqueletos de los pinos. Una imagen que nos da tristeza y rabia por igual”. Desde la plataforma piden depurar responsabilidades y encontrar a los culpables: “desde Land Life, cuyos trabajos originaron el terrible y devastador incendio, pasando por la empresa a la que subcontrataron los trabajos, hasta el Gobierno de Aragón, que bajo el paraguas de la recomendación se lava las manos y la imagen”.
Esas movilizaciones fueron secundadas por otra de las iniciativas que está constituyéndose en la zona: la Asociación Raíces y Brotes del Monegrillo que coincide con parte de los objetivos con la Plataforma de Afectados por el Incendio de Ateca, pero pretende centrarse en conseguir fondos para repartirlos entre las localidades afectadas y colaborar también con el cuidado, la prevención y la educación ambiental para contribuir a la consecución de un desarrollo sostenible. Desde la Asociación Raíces y brotes explicaron que: “cuando 50 personas de los diferentes pueblos nos reunimos, todos coincidimos en lo mismo, nos sentíamos afectados, de una forma directa o indirecta, el fuego nos ha quitado parte de lo que más amamos de nuestros pueblos, los montes con su fauna y su flora; hemos perdido nuestra paz y tranquilidad, y otros mucho peor, han perdido su medio de vida. En las últimas décadas se estaba viendo gravemente mermada la población de nuestros pueblos por el éxodo a las ciudades, pasando a formar parte de la España vaciada. Por todo ello nos hemos unido e invitamos a unirse a las personas que quieran seguir luchando por nuestros pueblos y la vida en ellos”. Tras definir los objetivos de la asociación, el primer paso, fue juntarse con vecinas y vecinos para explicar sus fines y después definir una estrategia para conseguir fondos con un claro lema, según cita Esopo: “la unión hace la fuerza y la discrepancia debilita”.
Con objetivos comunes, a día de hoy, la Plataforma de Afectados por el Incendio de Ateca y la Asociación Raíces y Brotes del Monegrillo trabajan en red, comparten información y acciones. Cuando en los pueblos nos hablaban de estos colectivos nos decían que “la mayoría de la gente que nos estamos movilizando no somos personas damnificadas a nivel patrimonial, pero sí que nos sentimos afectadas por el incendio porque esto es un mal para todas”. Algunas incluso no tienen su residencia principal en estos pueblos, pero están acostumbradas a trabajar en movimientos sociales y sienten arraigo por su pueblo, por esta tierra y en seguida mostraron solidaridad con esta situación tan catastrófica. “Las ganas de tejer colectivo y trabajar por el bien común es lo que nos une” nos contó Marta.
A día de hoy la Plataforma se estructura en distintos grupos de trabajo (GT):
- GT1 de apoyo a personas afectadas, principalmente agricultores y ganaderos.
- GT2 de investigación de las causas del incendio.
- GT3 de compilación de relatos de los hechos del incendio entrevistando a distintos agentes: población civil, forestales, bomberos…
- GT4 técnico para hacer propuestas e interlocución con la administración.
- GT5 de convocatorias y movilizaciones para aunar fuerzas y que no se olvide lo ocurrido.
Esta Plataforma sigue y seguirá trabajando hasta que las reivindicaciones sean escuchadas y la situación, en todo lo posible, se revierta. Que la unión hace la fuerza no es simplemente una frase hecha. Recogemos la parte final del manifiesto de las movilizaciones de agosto en la que lo explican perfectamente: “Juntos hemos demostrado que se puede hacer ‘comunidad’ en uno de los momentos más difíciles. Ante una gran pérdida, las personas pasamos por varias fases: negación, tristeza, rabia y aceptación. Todos nos hemos sentido así con este injusto incendio. Ahora todos tenemos que arrimar el hombro para seguir adelante. Tenemos una tierra preciosa por la que luchar. Unámonos todos los pueblos para que este difícil trance sea más llevadero. Participemos en las actividades culturales y solidarias para ayudarnos, para visibilizar nuestra lucha y nuestras reivindicaciones. ¡Porque juntos rebrotaremos!”
Días intensos en los que los relatos del incendio nos han destrozado el corazón, pero el trabajo en común de la gente de a pie nos devuelve la esperanza y las ganas de seguir pedaleando. Compartir y visibilizar estos hechos nos parece una tarea fundamental. Durante esta jornada vino Aragón televisión para hacer un pequeño reportaje. Desgraciadamente, sorprende ver a los medios hablando de incendios en invierno, cuando el cielo amenaza lluvia. Y es verdad que las condiciones para hacer la ruta no eran las mejores y la gente nos decía “pero qué hacéis dando vueltas en bici en pleno diciembre con frío, niebla y lluvia”. Para nosotras era el momento preciso, cuando se puede valorar el efecto real del incendio, cuando no es noticia y cuando la gente tiene tiempo para poder explicar lo sucedido.