9 de agosto de 2021, Alcalá de la Selva
La suma que multiplica
¿Qué hacen una doctora, un herrador y un veterinario en un pequeño pueblo de Teruel? Parece el comienzo de un chiste, ¿verdad? Pues existe, se llama La Albarda y son tres jóvenes que han tomado la decisión de apostar por la ilusión: Marta, Miguel y Toni. Se conocieron estudiando veterinaria en Zaragoza y desde entonces son amigas, socias, es decir, familia. “¡Menudos años! Entre el rugby, la escalada, los conciertos y los euskotrip podemos decir que nos lo pasamos muy bien” nos contaban entre risas. Al terminar la carrera, marcharon, con el programa de prácticas internacionales de cooperación de la facultad de veterinaria de la universidad de Zaragoza, a Latinoamérica: Marta y Miguel a Argentina y Toni a Guatemala. Miguel se volvió a Francia donde trabajó varios años y se formó como herrador. Marta y Toni siguieron viajando y, después de un tiempo, sus vidas volvieron a cambiar.
Miguel, apasionado de los caballos, no desaprovechó la oportunidad de formarse en una de las mejores escuelas de herradores en Francia “conseguí la beca para los estudios, pero durante 2 meses me tocó dormir en la furgoneta. Cuando Marta se fue a Estados Unidos me fui con ella y allí seguí creciendo y trabajando en lo que más me gustaba, los caballos” nos contó Miguel. Actualmente, es un referente: uno de los pocos veterinarios-herradores que se pueden encontrar y le llaman de distintos lugares del mundo para trabajar. Marta, una oscense brillante, hizo el doctorado en Auburn University en Alabama mientras era residente en medicina interna de equinos. Después estuvo en Nottingham y Glasgow y llegó un momento en que le pesaba estar lejos de la familia. “Durante muchos años volqué mi vida al 100% a la clínica y la investigación, mi trabajo. Cuando fui madre, paré y ahí me di cuenta del ritmo frenético que llevaba. En la baja maternal me replanteé mis prioridades”. Miguel y Marta querían vivir más cerca de los suyos así que empezaron a pensar en venirse a Teruel. “Nos vinimos a Alcalá de la Selva, el pueblo de Miguel, porque no queríamos que la vida se ajustase al trabajo, sino el trabajo a la vida. Apostamos por poner por delante nuestra manera de vivir”. Marta es la coordinadora del Centro de Innovación en Bioeconomía Rural del CITA en Teruel. “Me daba miedo dejar mi carrera como internista e investigadora. Miguel me ayudó a abrir la mente. Aunque yo me formé de una manera muy específica, esto no tenía por qué limitarme en mis capacidades profesionales, al contrario. Mi trabajo actual es muy diferente y estimulante porque siento que ayudo. Desde nuestro centro recopilamos iniciativas, las difundimos, hacemos transferencia de la investigación a la gente”.
Toni nos contó “yo con 17, sinceramente, no quería estudiar. Quería quedarme en Mosqueruela y estaba pensando en echarme unas vacas. Mis padres me animaron a hacer una carrera y estudié veterinaria. Allí me junté con una buena panda”. Volvió a su pueblo para ejercer de veterinario en la ADS (agrupación de defensa sanitaria) de la zona. “Toni es uno de los mejores veterinarios que se encuentran por aquí aunque él no quiera reconocerlo” nos dijo Marta. Algo tendrá en los genes de su abuelo que tenía una vaquería en Zaragoza y repartía la leche en la calle predicadores. Toni ha estado bastantes años de veterinario, la gente de la zona le conoce y confía en él pero… ¡La cabra tira al monte! Toni quería vacas y tiene vacas.
Con Miguel y Marta en Alcalá de la Selva y Toni en Mosqueruela pasó lo que tenía que pasar: se juntaron, decidieron alquilar y comprar fincas, echarse unas vacas, y formar La Albarda hace tan solo 1 año. “Sales y empiezas a ver muchas cosas y te das cuenta de que lo tuyo no está tan mal. Al contrario, tu tierra, tu pueblo vale mucho” nos dijo Miguel. Las cosas han ido rodadas. Cogieron una masía y una finca alquilada en Fortanete mientras buscaban ganado. Y las vacas llegaron: Jesús José de Alcalá pensó en quitarse la ganadería para quedarse solo con la agricultura. Han conseguido 75 vacas y 4 toros: 58 Charolaise de Jesús José y el resto querían que fuese de una raza rústica. “Seguíamos buscando porque lo que nos interesa es tener dos líneas, una más rústica y otra más cárnica, para ver qué es lo que mejor va”. A través de Félix Martín y la asociación de criadores de raza serrana de Teruel (ASERNA) consiguieron los 5 ejemplares que ahora tienen. El rebaño se organiza en 3 lotes de 25 ejemplares, cada uno con su toro.
Son inquietos, buscan, investigan, desde el principio tenían claro que el manejo tenía que ser en ecológico y lo más resiliente posible. Ya habían oído hablar del manejo holístico y el pastoreo rotacional. “Yo estoy leyendo el libro de Savory. Me gusta lo que leo. Creo que tiene sentido” nos contaba Toni visitando la finca de Fortanete. Esta lectura fue una recomendación de Agrocultivate, el equipo que les está acompañando como asesoría en la mejora de los pastos y manejo regenerativo. El enfoque regenerativo consiste en rehabilitar el suelo y mantenerlo productivo el mayor tiempo posible.
Con el pastoreo rotacional tratan de aumentar la carga animal en un tiempo corto de tiempo, así se simulan los movimientos de los herbívoros en la sabana, es decir, la vida salvaje y, de esta forma, el pasto es mucho más fértil que antes. Cada vez hay más estudios que prueban que para el suelo es mucho peor una vaca pastando libremente en una hectárea, que 100 vacas poco tiempo en media hectárea. Para que esto funcione, los animales deben cambiar de zona cada vez que hayan agotado su comida. Es decir, “podemos tener muchísimos más animales si les limitamos el espacio y los vamos moviendo a medida que el pasto escasea. Dejamos entonces descansar el prado y cuando vuelven, la fertilidad ha aumentado por completo” nos contaba Toni. Toni, Marta y Miguel están investigando cómo aplicar este manejo llegando a un compromiso entre la mejora del suelo y los pastos y el respeto a la etología del animal.
Para que La Albarda funcione deberían hacer venta directa. “Es muy complicado porque a día de hoy no hay ningún matadero público para vacas en Teruel y menos en ecológico”. Están barajando distintas opciones para empezar a comercializar. “Miguel y yo llevamos tiempo interesados en la soberanía alimentaria y lo que sí que sabemos es que venderemos carne de pasto”, nos decía Marta. “Nos gustaría también reducir la cantidad de cereal que aportamos a los animales. Queremos que su alimentación se cubra pastando a diente y con heno en invierno que provenga de la pradera natural de nuestras fincas” explicaba Miguel.
Las vacas de La Albarda llevan un manejo extensivo 100% y “al tenerlas sueltas tienen muchos menos problemas de salud”. Aprovechan los pastos de todas las fincas para pastar a diente y mueven las vacas a Alcalá para pasar el invierno. Es lo que se conoce como trasterminancia, movimientos estacionales de corto recorrido. De Alcalá a Fortanete tardan 2 días. “Estamos muy ilusionadas, tenemos muchos proyectos en mente para desarrollar” nos decía Marta. Marta es una chica joven, dinámica y con iniciativas. Muestra de ello es el huerto escolar y otras actividades que están promoviendo en el cole desde el AMPA para favorecer que se involucre toda la comunidad en la educación de las peques en el pueblo.
Compartimos varios días con Marta, Miguel y Toni y comprobamos como en La Albarda la cooperación, el compromiso y el respeto están por encima de todo aunque las bromas y complicidades no faltan. “No queríamos hacerlo solos. Toni tenía una idea parecida y nosotros incluimos los canales de venta directa”, nos dijeron Marta y Miguel. Y es que estos tres veterinarios forman un dream team: están juntas para lo bueno y para lo malo. Se apoyan, se quieren. Están arriesgando porque saben que tienen algo muy fuerte que les sustenta: el apoyo mutuo.
“Cuando volvimos a vivir aquí la gente del pueblo pensaba que no íbamos a aguantar,¿a ver cuánto duran?, decían. Hasta que compramos las vacas. Eso ya significa que nos quedamos aquí. Para llegar a un pueblo tienes que tener paciencia y llegar con respeto” nos contó Miguel. Y ¿cómo no se van a quedar? “Si la gente antes vivía aquí del campo y la ganadería, con una masía, ¿cómo no lo vamos a hacer nosotros ahora que tenemos más tecnología y seguimos aumentando el conocimiento?”.
Y nosotras afirmamos: por supuesto, este es su lugar. Solo hay que ver a Aran y Samuel, hijos de Marta y Miguel, cómo disfrutan de este precioso valle y compartiendo vida con su abuela Encarna, una súper mujer. Marta nos confesó: “uno de mis objetivos es aprender todo lo que pueda de Encarna: apicultura, usos de plantas silvestres, recetas de cocina, y en general su autosuficiencia” A Encarna le encanta el campo se crio en Torrelacárcel, en el Jiloca. Estudió turismo, vivió en París, Ibiza… Y volvió al pueblo para ayudar a su padre a llevar los campos de la familia “a mi hermana no le interesaba y a mí me gustaba”.
Tantas historias, reflexiones, risas… Tantos buenos momentos vividos con esta familia que nos ha abierto su casa, su vida y su corazón. Estaremos pendientes, siguiendo de cerca la evolución de La Albarda que seguro es muy positiva. Encarna también lo cree y les apoya “yo valoro más la ilusión que transmiten que la rentabilidad del proyecto porque la ilusión ni se compra ni se vende. Y la ilusión es lo que te da la vida”.