9 de diciembre de 2022
El fuego, la rabia y la injusticia también queman
Recién despertadas, en Villalengua, ¡sorpresa procedente de tierras turolenses! Tres amigas se unían a la ruta. Esta jornada empezó y terminó con la energía de las nuevas generaciones. Por la mañana el alumnado de primaria del CRA El Mirador nos acompañó hasta Moros. ¡Un pelotón intergeneracional a orillas del río Manubles! Pedaleábamos y charlábamos. Les preguntamos “¿cómo os imagináis a alguien que trabaja luchando contra el fuego?”. Las respuestas fueron dispares: “son valientes y fuertes”; “les duele la espalda”; “trabajan en el campo”, etc. Aprovechamos para que conociesen a Laura y a Yhovana, dos bomberas forestales compañeras de la ruta, y fuesen ellas mismas las que se presentasen.
En nuestro recorrido vimos el efecto destructor del fuego en los campos de frutales de algunas de las familias del alumnado que nos acompañaba. Además, Marimar, fruticultora de Villalengua y parte del pelotón ciclista nos explicaba que “la gente que trabajamos en el campo estamos acostumbradas a las dificultades: plagas, hielo, granizo… Pero en este caso, esta pérdida es para unos años, no solo la cosecha de éste. Hay que sumar el trabajo y gasto de arrancar los árboles y arreglar las fincas y luego esperar cuatro o cinco años hasta que vuelvan a producir”.
Nos acordamos de algunas de las reflexiones compartidas por agricultoras y agricultores en la reunión de Villalengua. Ana nos explicó que “la fruta no sale sola: los jornales ya estaban pagados y los árboles podados… Ha sido un auténtico desastre. Nos sentimos abandonados, desamparados, la administración no está cumpliendo”. Eus a su vez, explicó su situación “yo soy empresario, tengo un almacén de fruta, aunque también tengo algunas fincas con frutales. A mí, los frutales dañados no me los pagan”. José Mari, cerealista del valle, quiso dejarlo claro: “este incendio se ha originado por el negocio del CO2, por plantar árboles para capturar CO2”. Iván es uno de los pocos agricultores jóvenes de la zona. Él junto a su pareja, Noelia, tienen una explotación en la que se han quemado más de 300 árboles y añadió: “y de ese negocio de CO2 hay una empresa que saca dinero. Y digo yo, los perales y melocotoneros son árboles, ¿no? ¿Éstos no cogen CO2? ¿Por qué no nos pagan también a nosotros por nuestro trabajo y nuestros árboles como a la empresa esa por plantar árboles?”.
Llegamos a Moros y nos recibieron Víctor y Fina, agricultores ecológicos y socios de la cooperativa S.A.T. Manubles, de producción de fruta. Nada más llegar se nos partió el corazón al contemplar tanto destrozo: el almacén y las cámaras de la S.A.T. estaban completamente calcinadas… Una imagen vale más que mil palabras. “Se ha quemado nuestra casa: las fincas de frutales y viña y además las instalaciones de la cooperativa. Nos ha cambiado la forma de vida” nos contaba Fina. “Se nos han quemado 9.000 árboles frutales. Ya hemos limpiado las fincas para volver a plantar. Nos quedan unos 15-16 años para jubilarnos y este incendio lo vamos a arrastrar el resto de nuestras vidas” se lamentó Víctor. Nos quedamos sin palabras. Momentos en los que no entiendes cómo ha podido llegar a pasar eso.
Marta, técnica de la S.A.T. Manubles, el día siguiente de iniciarse el incendio entre Ateca y Bubierca, a las 13h, cuando estaba cerrando el ordenador en Moros para irse a comer, comentó “¿quizá nos desalojen?” y Carlos, el gerente le respondió “no seas exagerada, esta tarde podremos venir, sino ya nos habrían avisado”. Marta salió del trabajo y fue a comer a su casa en Torrijo de la Cañada. A los 15 min ya habían desalojado Moros. “Si hubiese habido más previsión podríamos haber dedicado la mañana a labrar alrededor de la nave, quitar todos los palots de madera, remojar con agua las paredes… ¡Podríamos haber hecho algo! Sentimos mucho dolor e impotencia, ha sido una catástrofe”, nos decían.
Víctor y Fina estaban en casa comiendo cuando dijeron en la tele que Moros se desalojaba. “En cuanto nos enteramos fuimos a recoger a las familiares que teníamos en el pueblo para que se fuesen con nuestra hija y después bajamos a la nave. Estábamos ahí unos cuantos y Carlos, el gerente, enchufó la manguera para remojar la nave y tomar alguna precaución. La Guardia Civil llegó y nos echó a todos. La nave se quemó sola, nadie intentó apagarla” nos relató Víctor con mucho dolor y rabia. El incendio no llegó a la nave de la S.A.T. directamente. Debió ser alguna pavesa la que comenzó a prender y, de ahí, se incendió el edificio entero. Nos impresionó muchísimo ver los pilares de acero retorcidos como plastilina. “Ya no es que no nos avisasen del desalojo… Es que ni siquiera sabíamos que había la posibilidad de que nos desalojasen. No tuvimos ninguna información ni pudimos prepararnos”.
Víctor y Fina, después del fuego, han tenido que trabajar de manera muy precaria y eso ha repercutido también en la venta de la fruta de este año que no se había visto afectada: “las manzanas no se han podido conservar adecuadamente en cámaras, no han tenido frío y la venta ha sido difícil. Eso sí, estamos muy agradecidos a toda la gente cercana que nos ha ofrecido sus naves para guardar la fruta. Trabajábamos en la calle, frente a la nave calcinada, haciendo el zumo y todo. Me da vergüenza las condiciones en las que hemos tenido que trabajar”, nos confesó Fina. “Va a ser muy difícil que la S.A.T. se reconstruya. La mayoría de los socios tienen 60 o más años y no tienen fuerzas para volver a empezar de nuevo y apostar por una inversión de 2,5 millones de euros que es lo que costaría reconstruir las instalaciones. El seguro cubriría unos 1,5 millones… ¿Y el resto? El verdadero impacto de este incendio en un pueblo de éstos no es sólo para nosotros, ni el daño de este año, sino el perjuicio que va a quedar ahí y va a ser sentirse en todo el territorio. Yo creo que en 10-15 años no va a quedar ningún agricultor en Moros. La cosa está mal y sin facilidades ni nada es muy difícil seguir trabajando en el campo. Se habla mucho de la España vaciada, pero parece que no importamos a nadie. Nosotros seguiremos luchando, por supuesto, es lo que queremos hacer en nuestra vida”.
Y ya no es solo lo que pasó esos días, sino que el mayor problema es que “la administración pasa totalmente, deja que el fuego se nos coma”. De las ayudas inmediatas que se aprobaron en el Decreto-ley 6/2022 en nuestra visita todavía no habían recibido nada. Situación parecida a la que encontramos en el Moncayo. En este decreto se incluían tres grandes líneas de ayudas: para facilitar la continuidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas; para la restauración o reparación de infraestructuras colectivas de riego y para la priorización en el acceso a ayudas e inversiones directas del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente. Estas ayudas se concederán directamente a las personas profesionales de las explotaciones de cultivos leñosos y ganadería extensiva que hayan declarado las parcelas y el ganado en la solicitud de la PAC 2022 y podrán recibir hasta 20.000 euros: 5.000 euros/ha cultivo leñoso de regadío, 800 euros/ha cultivo leñoso de secano y 45 euros/oveja. Los daños serán los que los afectados declaren, y para los cultivos leñosos tendrán que arrancar los árboles/viñas o cortarlos a matarrasa antes de 3 meses. Indemnizaciones que en la mayoría de los casos no cubre ni el coste de compra de los árboles y, además, dentro de estas ayudas no contemplan las infraestructuras.
En caso de que los afectados sean agricultores y ganaderos titulares de una explotación agraria no profesionales podrán percibir una subvención directa cuyo importe máximo no podrá exceder de 4.000 euros por beneficiario. Ante este decreto el sector primario ha respondido con contundencia porque es insuficiente y está poco adaptado a las características de su actividad. Tener que declarar los daños en un corto plazo no tiene sentido, los daños se pueden valorar con el tiempo, talar el árbol sin saber si va a tener posibilidad de recuperarse no debería ser la solución. Por otro lado, el cese de lucro lo sufren tanto los agricultores que tienen que arrancar los árboles como los que van a realizar una poda intensiva para intentar recuperarlos. Las políticas pensadas para los bienes materiales no sirven para los elementos vivos. Dada la desconfianza de que los causantes se hagan cargo de los daños, varios agricultores y agricultoras de la zona se han unido bajo el paraguas de la Asociación de Productores del Valle del Manubles y han buscado un perito para elaborar un informe colectivo de daños y perjuicios ocasionados a las explotaciones del sector con el fin de poder tener un documento válido ante cualquier posible reclamación.
De Moros seguimos valle abajo hasta Ateca, donde nos entrevistamos con Roberto, viticultor y bodeguero: “todavía me echo a temblar cuando pienso en lo sucedido. Al principio yo quería desaparecer de aquí. Ahora me van viniendo las ganas. Es un desastre, he tenido daños en el almacén, la vivienda, la maquinaria, la bodega, las cepas… Yo cada vez que subo a la bodega veo cosas nuevas que están dañadas y que antes no había visto, ahora estoy haciendo un informe con el perito y veo muchas más cosas afectadas. Al principio todo fue muy rápido”. Roberto decidió no acogerse a la ayuda del decreto. “No me interesan esas ayudas. Me hacían arrancar las cepas inmediatamente. Cepas centenarias de un valor incalculable. Tengo unas 2.500 afectadas, pero ahora que estoy podando, veo que hay algunas que con tiempo se pueden salvar. Además, en las ayudas no se contemplan las infraestructuras, y me pregunto yo ¿y la bodega? Volver a construirla llevará su tiempo, esfuerzo y dinero”. Las ayudas ofrecidas no cubren ni se ajustan a las necesidades de las afecciones que ha sufrido Roberto en cepas, bodega y maquinaria.
Con Roberto hablamos también de las iniciativas vecinales como 87 razones y más, la Asociación Raíces y Brotes del Monegrillo y la Plataforma de Afectados por el Incendio de la Comarca de Calatayud. “La gente de a pie es la que está mostrando su solidaridad y ayuda, las personas se están uniendo para poder hacer frente a esta gran catástrofe” nos dijo, y nosotras añadimos que la administración debería responder de la misma forma. Víctor nos decía “ya que ha pasado y ha pasado, ahora que ayuden, y que ayuden en condiciones”. Mariano de Villalengua expuso lo paradójico de la cuestión: “lo ridículo es que a esta gente de LandLife le paguen una millonada y aquí no hay suficiente para indemnizar a 54 agricultores y 11 ganaderos de la Comarca de Calatayud”. “La administración se está quedando corta. Sí que están arreglando las infraestructuras de riego, pero por mucho que reparen las acequias hay que regar árboles y si no hay árboles para regar poco podemos hacer”.
Salimos de Ateca con mezcla de tristeza y rabia y la lluvia nos acompañó en el siguiente tramo. Suerte que la Asociación de amigos y vecinos de Bubierca nos recibió con aplausos y un reconfortante caldo caliente. Y, además, gracias a la organización de la población tuvimos la suerte de poder visitar la zona en 4×4 y llegar al PFV El Viso, puesto que dio el aviso del incendio y desde donde se veía un paisaje desolador y se apreciaba la enorme extensión del área afectada por el incendio..
Para terminar la etapa llegamos a Alhama de Aragón, donde los dibujos de las peques del cole nos dieron ánimos para seguir pedaleando. Deseamos que las nuevas generaciones tomen conciencia de la importancia de mantener el territorio vivo, bien gestionado y luchar por sus derechos. Como reflexionó Raquel, una de las compañeras de la ruta: “la impotencia y la sensación de injusticia también queman”.
Concentración POR LA DEFENSA DE NUESTROS PUEBLOS Y MONTES día 21 de enero de 2023 a las 11.30h en frente del Edificio Pignatelli (Zaragoza).
Nota: El día 11 de enero de 2023 ha salido publicada la concesión de las ayudas económicas asociadas a las medidas urgentes para restaurar los daños causados al medio agrario, forestal y natural por los incendios de junio, julio y agosto de 2022, Decreto-ley 6/2022 del Gobierno de Aragón.