12 de junio de 2019, Belorado
El Salto: jugando a hacer realidad los sueños
Fernando es el único de los hijos de Ana y Ramón que nació en Belorado. Vivían en Madrid y veraneaban en el pueblo de su padre. Ramón siempre hablaba de que quería pasar su jubilación en San Miguel, pueblo aledaño a Belorado que lo vio crecer hasta los 14 años. Con ilusión compraron la central hidroeléctrica de San Miguel, así les empezaron a llamar los chicos de la central. A principios del S.XX, la mayoría de pueblos que tenían un buen curso de agua cercano generaban su propia electricidad gracias a los saltos de agua que nutrían de energía las centrales hidroeléctricas. San Miguel y Belorado eran dos de esos pueblos.
Antes de jubilarse, Ramón enfermó. Le dieron 3 meses de vida y sin dudarlo un segundo una parte de la familia decidió trasladarse a San Miguel para disfrutar los últimos momentos de su vida como él quería. Ramón vivió 3 años en su querido pueblo, en la central, rodeado de agua, frutales y vida.
Fernando y su hermano, Pepe, empezaron a reflexionar sobre la vida que llevaban en Madrid. ¿Verdaderamente una gran urbe es un lugar habitable? Se mudaron a Belorado y hace 22 años abrieron en Burgos el Bar Carabás: un bar de encuentro que abre de la mañana a la noche “sin tele, ni fútbol, ni tragaperras”. Este espacio ha ido cocinándose a fuego lento y poco a poco se ha convertido en un referente musical para toda una generación en Burgos donde también cuidan la cocina y a sus clientes. Pepe y Fernando son almas inquietas, críticos y reflexivos que apelan a su autoresponsabilidad como personas que habitan en este mundo. “¿Qué es lo que pretendo yo en esta vida?”. Pues impulsar y poner energía en aquello que me hace vibrar y que aporta al bien común.
A finales de los 90 la central hidroeléctrica de Belorado apareció en sus vidas. Un inmenso caserón de piedra de 300 m2 de planta, situado a las afueras del pueblo, rodeado de agua y con terrenos colindantes que hacen de él un paraíso de posibilidades: El Salto. Tras mucho trabajo y dedicación, quebraderos de cabeza y amor, han rehabilitado ese espacio. En El Salto, a día de hoy, se integra el único taller mecánico de bicicletas de la zona. Muchas son las personas (hortelanas, deportistas y vecinas) que utilizan la bici en su día a día. Un servicio de reparación de bicicletas en entornos rurales es esencial para mantener la bici como alternativa de desplazamiento y evitar caer en la falsa comodidad del coche. Estuvimos una jornada en El Salto y numeroso fue el número de gentes que trajeron su bicicleta para arreglar.
Pero El Salto cumple más funciones. Es un increíble albergue para peregrinas, viajeras y cicloturistas donde puedes disfrutar de un trato cercano y amable y de una cocina nutrida de su propia huerta y productos de la comarca. Además, ofrece el servicio de alquiler de bicis por etapas y días para bicigrinos del Camino de Santiago. Y sobre todo, es un lugar mágico. Cuando llegamos a El Salto y abrimos la puerta de madera la sensación de bienestar y paz nos invadió. El enorme caserón, el sonido del agua, la verde hierba y los árboles que lo rodean te trasladan a un espacio de tranquilidad y reflexión.
El Salto es, ante todo, una filosofía de vida que se sigue construyendo poco a poco con la voluntad y los sueños de Fernando, Pepe y toda la gente que les apoya. Consideran que la autosuficiencia energética es vital para un proyecto así. El Salto obtiene su electricidad con placas fotovoltaicas y la calefacción se consigue gracias a una cocina económica alimentada de leña. Está claro, lo que fue un espacio de generación de energía para todo Belorado, ¿cómo no va a producir su propia energía? No dejéis de visitar este espacio abierto que espera nuevos visitantes e ideas para seguir transformándose.
Mucha gente en el pueblo no comprende por qué estos dos hermanos dejaron Madrid para vivir en un pequeño pueblo de Burgos. Quedarse en el pueblo es fracasar. Para Fernando, encontrarse en el medio rural, rodeado de naturaleza y hacer de sus aficiones un “jugar a ser empresario” significa triunfar.