Nos tocó lluvia y “orbayu” que nos dejaron empapadas. Tuvimos la suerte de que Pilar apareciera en nuestro camino y nos acogiera en Pola de Siero. No solo por su hermoso hogar y huerto sino porque tuvimos la suerte de conocer a una mujer fuerte que ha apostado por aquello en lo que cree y mira la vida de cara. Pedaleando entre montañas no muy altas y pastizales, con calma llegamos a Sariego. Llegamos a El Noceu, finca que formaron Quili y Lauden en 2003. Allí nos esperaban Dulia, Paula, Antón, Christian y Vanesa que, a día de hoy, son quienes han cogido el relevo de la finca.
El Noceu es muchas cosas a la vez: es huerta, es pomarada (campos de manzanos para sidra), es frutales, es sidra, es tienda… Es una apuesta por el mundo rural vivo destacando la diversificación del proyecto centrado en agricultura ecológica y venta directa. El Noceu fue fundado por Laude y Quili con la idea de producir hortalizas y sidra ecológicas y accesibles a todo el mundo. En 1999 Laude y Quili empezaron a dar vuelta a la idea de “volver a los orígenes”. Laude trabajaba en una tienda en Oviedo y Quili estaba jubilado. Quili siempre ha estado ligado a la lucha obrera. Cansados de los movimientos sociales obreros decidieron ponerse en acción. Estaban preocupados por la pérdida de los saberes campesinos y tenían el objetivo de “dar a conocer un referente económico ecológico que no era una utopía, que era real”. Quili tenía dinero y Laude tenía las tierras de su familia así que… ¿Por qué no crear “un proyecto en ecológico y venta directa con el cliente”? Lo tenían claro “queríamos que nuestros productos llegasen a todos. Queríamos que llegasen a los obreros, que es de donde venimos”. Mucha gente les decía “con ese dinero, ¿por qué no compráis unos pisos, los alquiláis y dedicáis vuestra jubilación a estar tranquilos y viajar”. Eso no entraba en los planes de Laude y Quili, necesitaban algo que aportara a la sociedad y a sus vidas. Así nació El Noceu. Santiago y Longina fueron sus maestras y apoyo incondicional. Estamos seguras que también fueron inspiración en el camino.
Paula, maestra, se crió en Trubia, una zona industrial. Sus padres fueron la primera generación que abandonó el campo. En su periplo como maestra por distintas escuelas estuvo 4 años en Cabrales viviendo con sus abuelos maternos, campesinos y pastores que seguían viviendo con los ritmos tradicionales y aprovechando los recursos de la tierra. Esto supuso para Paula un reencuentro con su origen rural. Antón es originario de Tineo, una zona rural en la parte occidental. Su familia es ganadera de vacas de leche. Allí sigue presente el mairazo, en el que el primer varón accede a la casería. A Antón le orientaron para escapar del mundo rural y a su hermano para quedarse en el campo. Antón marchó a Oviedo y estudió Químicas. Él siempre he tenido en mente “volver a los orígenes, volver al mundo rural y vivir del mundo rural”.
“Un mundo de carambolas” hizo que Paula y Antón terminarán en El Noceu. Durante las Marchas de la Dignidad 22M un nutrido grupo de personas salieron desde Asturias hacia Madrid. Una vez terminada la manifestación, Paula entró en un bar donde se encontró con unos paisanos de Asturias. Y oyó: “Laude está allá”. Paula había oído hablar mucho sobre Laude y Quili por ser un referente y porque Marisa, madre de Pau, fue quien tomó el relevo de Laude en la tienda de Oviedo. Pau, sin pensárselo, se acercó y se presentó a Laude. Estuvieron charlando largo y tendido. Laude le contó que querían dejar El Noceu en buenas manos. Estaban recibiendo bastantes candidaturas y todavía no habían decidido. A Pau y a Antón les brillaban los ojos al pensarlo y dudaban “¿cómo vamos a poder con todo esto?”. La única condición que pusieron Quili y Laude fue que se constituyera una cooperativa y siguieran el funcionamiento de la finca. Así firmaron un contrato de comodato, Quili y Laude les cedían las fincas y el espacio para que El Noceu siguiese con vida.
Para formar la cooperativa faltaba una tercera persona. Eider, amiga de Paula, se subió al carro. Eider pronto fue madre, y al poco tiempo vino su segundo hijo. “Tenía la sensación de que estaba a medias en los dos sitios. Que no podía dar el 100% de mí ni en El Noceu, ni con mis hijos”. Decidió que los primeros años de crianza eran fundamentales y quería dedicarlos a sus hijos. Así que Eider salió y entró Christian, carpintero y currante, amante de la huerta que disfruta llenando de vida El Noceu y de salud las hortalizas de sus clientes. A día de hoy, también está Vanesa en El Noceu que cubre la baja maternal de Paula.
La finca de El Noceu es grande: cultivan 1 hectárea de hortalizas de temporada y frutales de mesa con frutos rojos, cerezas, peras, manzanas, ciruelas, kiwis y nueces. Tienen diversas variedades de peras (conferencia, champion y de agua), de ciruelas (claudia, japonesa, boba y collon de fraile) y también de manzanas que fueron seleccionadas por el SERIDA. Las diferentes variedades les permiten una producción escalonada en el tiempo y así poder ofrecer en el mercado y en la tienda fruta durante un período más amplio. Tienen casi 2 hectáreas de pomaradas distribuídas en dos campos. Con variedades de manzana de sidra tradicionales: solarina, panquerina, carrió, raxao, ernestina, durona de tresali, regona, y de la riega. Hay catalogadas 3.000 variedades de manzanas en Asturias. Para hacer una buena sidra es necesaria la máxima variedad de tipos de manzana, mezclar manzana ácida, dulce, amarga y amargo-dulce. También es interesante que haya manzanas que proceden de suelos diferentes. Todo esto favorece que los diferentes componentes de la sidra y que los procesos de fermentación alcohólica y maloláctica se equilibren. El sistema de elaboración de sidra en El Noceu es 100% artesanal y tradicional. No incorporan agentes externos para controlar las bacterias y los únicos sulfitos que se utilizan son los que existen de manera natural en las manzanas. La elaboración de sidra comienza a mediados de octubre cuando tras recoger las manzanas se prensan, esto se llama mayar y se realiza en el llagar. El zumo se deja fermentar en cubas de madera de castaño y en enero-febrero se trasiega, se cambia de cuba para eliminar la madre que se ha ido formando.
En El Noceu venden todos sus productos directamente a sus consumidores, los lunes por la tarde se abre la tienda en la propia finca y el martes por la tarde van al mercado de la Pola de Siero. El resto de días de la semana por encargo en la huerta, con una llamada también se puede recoger en la finca. “La venta directa es importante porque conoces a quien come lo que cultivas” Paula nos cuenta “cuando estoy en la huerta pienso en los clientes y pienso, esto para Zutana, esto para Mengano. Y los clientes a parte de conocernos a nosotros, conocen la finca. Y aparte evitas intermediarios porque para pequeños proyectos como el nuestro es fundamental para intentar sobrevivir, subsistir. Y nos gusta mucho la forma de venta pública, del mercado, porque es una forma de que nuestros productos lleguen a todo el mundo. Y esto es una parte importante de la filosofía de El Noceu”.
Terminamos el día con una reflexión de Paula que nos removió el corazón “para mí uno de los momentos más fundamentales de dar el paso, de reencontrarme conmigo misma, fue viajando por Nicaragua en la selva de Bosawás, y allí estuvimos con los indígenas mayangnas. Allí tú piensas qué puede ser la selva, qué vida pueden tener los indígenas, cómo de diferente puede ser aquello. Y en verdad fue cuando pensé, y me reencontré, y me di cuenta de que los indígenas son mis abuelitos, mi familia. Son los indígenas de mi tierra y yo quiero parecerme a ellos, quiero vivir una vida parecida a ellos.” Paula y Antón lo tenían claro, la crianza de su hija Dulia, ha de ser en el entorno rural. Dulia, una peque risueña y feliz.