¡Qué increíble sensación levantarse en las estribaciones de la meseta y a las 3 horas estar en la Montaña Oriental Leonesa! Frondosidad, verdor… naturaleza salvaje y en medio, Valcuende. Allí nos recibieron Mikel e Isabel y fuimos conociendo al equipo de trabajo: un burro marroquí, una oveja castellana, dos cabras enanas, un cabro de carácter impredecible, gallinas, una gata con cinco gatitos y tres perros. Todo un conjunto de fauna doméstica para acompañar la vida silvestre.
Valcuende es un pequeño pueblo en el que habitan 3 personas de manera permanente y en verano llegan a ser casi 10. Los servicios son mínimos y apenas encuentras cobertura para el móvil en el pueblo. El paisaje es imponente: robles, bosques de ribera en el arroyo Valcuende, pastizales, espinos, manzanos, perales y ciruelos silvestres, y en los montes que rodean el pueblo, bosques de robles tupidos con helechos y lianas por los que hace mucho tiempo que el ser humano no transita. En ellos habitan lobos, osos, zorros, venados, decenas de especies de aves y demás fauna silvestre que conforman un ecosistema en equilibrio desde hace siglos. Hasta brujas podrían morar allí. Según la tradición oral, al formular “¡Por encima de zarzas y espinos, a bailar al campo Cansoles!”, las brujas salían volando hacia el festejo. En la Cueva del Erro, muy cerca de Valcuende, era donde se reunían.
La familia de Mikel ascendía de esa zona, pero él nació en la ciudad y por fortuna, pasaba los veranos entre la tierra zamorana de Toro y la Montaña Leonesa en los pueblos de sus abuelos. Estudió Ingeniería agrícola y terminó montando una empresa de jardinería en Mallorca. La idea de llevar una vida más sencilla y en contacto con la naturaleza era algo que siempre había tenido presente pero no fue hasta el 2012, en plena crisis, cuando las circunstancias le empujaron a ello. A nivel ideológico, los contactos con el movimiento del 15M, gentes de ecoaldeas, permacultura y alternativas de alimentación le ayudaron mucho a dar el salto y hacer un “ajuste de sistema de vida”. “Cuando se derrumba tu sistema de vida se abren las ventanas a otro. El camino me lo estaba mostrando” dice Mikel. Ya conocía Valcuende y durante unos veranos disfrutaba de esa tierra. Así que, decidió instalarse allí.
“La ciudad te lleva al camino de la deshumanización, todo va muy deprisa, cada vez hay más máquinas que hacen el trabajo de las personas. Con la vuelta al mundo rural cambias porque el contacto con la naturaleza te renaturaliza y, por tanto, te rehumaniza”. Vivir tan alejando y tan aislado conlleva sencillez, decrecimiento y autosuficiencia. Para empezar, lo más importante era producir sus propios alimentos. Comenzó con una huerta de 400 m2 con producción ecológica biointensiva que le proveía de la parte más importante de su alimentación. Con el tiempo empezó a integrar la Agricultura Natural y las enseñanzas de Fukuoka.
Masanobu Fukuoka, padre de la Agricultura Natural, fue un agricultor, microbiólogo y filósofo japonés, autor de las obras: La Revolución de una Brizna de Paja, La Senda natural del Cultivo y Sembrando en el desierto. La Agricultura Natural, partiendo de la observación, pretende reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible. Los principios de trabajo se basan en la filosofía de no hacer (Wu Wei), o más exactamente no intervenir o forzar las cosas. No arar, no eliminar malas hierbas ni usar herbicidas, no usar pesticidas, no podar, no usar abonos ni fertilizantes. “Si no estoy seguro del resultado, mejor no intervenir y dejar a la naturaleza hacer” nos explicó Mikel.
Su primera huerta Hortus Prumeteu es un espacio lleno de flores, de hierbas medicinales y aromáticas e innumerables alimentos. Mantiene el “orden natural” y para entenderlo, nada mejor que una visita guiada de manos de Mikel que te va descubriendo sus secretos. Integrando los principios de la Agricultura Natural ahora Mikel está abriendo una segunda zona de huerto Hortus Vergel en el que se conservarán también los frutales silvestres que ya existen. Mikel recolectó de su huerto y preparamos una deliciosa ensalada con brotes, raíces, flores, hierbas… Un suculento plato que nos sació y llenó de sabores y nutrientes nuestro paladar y cuerpo. Ahora su equipo de herbívoros glotones le están ayudando a abrir el espacio, cada uno en su nivel: las ovejas aprovechan las hierbas tiernas; las cabras y el cabro, los arbustos y espinosos; y el burro llega a alturas superiores. Mientras, abonan el espacio con su estiércol para que quede bien nutrido. Cierran el círculo que contribuye al equilibrio con la naturaleza. La agricultura natural te puede llevar a una Vida Natural Consciente. Un camino a seguir. Obserar y conectar profundamente con los ritmos de la naturaleza.
En nuestra visita a la montaña oriental leonesa tuvimos la suerte de coincidir con la Fiesta de la Trashumancia en Prioro. Allí se reunieron más de 2.000 ovejas merinas procedentes de la localidad cacereña de Torrejón. La Fiesta de la Trashumancia de Prioro se inició en 1994 con el objetivo de promover la recuperación de las vías pecuarias españolas, que llegaron a sumar 120.000 kilómetros de longitud. No podíamos haber ido mejor acompañadas, junto a Mikel e Isabel pasamos un día fantástico con Jesús de Villalfeide (dinamizador nato y siempre dispuesto a colaborar), Xoxe de Puente Castro (gran gaiteiro leonés), Nacho (bioconstructor y “curri” incansable) que llegó de la Devesa de Boñar junto a su primo Tivi. Nos contaron cómo se ha creado una red que les conecta y genera comunidad. Están organizando encuentros entorno a la recuperación de semillas locales y tradicionales. Aunque viven lejos siempre tendrán el Hullero que los une (tren FEVE León-Bilbao), una vía que se construyó a finales del s. XIX para transportar carbón. La red viaria estrecha más extensa de toda Europa. Nos comentaron que se está dejando morir esta vía. Con averías frecuentes y falta de mantenimiento cada vez son menos las vecinas y vecinos que confían en este tren para transportarse. Para nosotras fue una experiencia bellísima poder cogerlo de Valcuende a La Ercina. Reivindicamos la importancia de mantener estos trenes que comunican verdaderamente el mundo rural.
De La Ercina fuimos en bici hasta La Devesa de Boñar donde Nacho y María nos recibieron en su lindo paraíso. Una finca de 17.000 m2 que adquirieron hace unos años. Nacho y María también apostaron por dejar la ciudad y volver a sus raíces. Anteriormente, esta finca perteneció a Isidoro, vaquero que en sus tiempos libres se dedicó a plantar árboles en la finca. Le llamaban loco “¿para qué plantará Isidoro tantos árboles?” decían las gentes del pueblo. Pero ahora, todo el mundo que entra en este vergel, se asombra de su belleza con robles, cerezos, manzanos, nogales, perales, olmos, avellanos, etc. ¡Qué sabio Isidoro que supo crear un bosque de alimentos en sus ratos libres! Y por si fuera poco, María y Nacho han puesto la guinda a este paraíso. ¿Integrar una caravana y un domo es posible? Pues sí, lo han conseguido y además, han creado un lugar hermoso y armonioso. Tienen varias ovejas, algunas de ellas oveyas xaldas, que les acompañan, gallinas y una huerta digna heredera de las enseñanzas de Eugenio y Mari Carmen.
Decrecer, la vida sencilla, el contacto con la naturaleza, “salir de la rueda de hámster”, “vivir en el medio rural y volverse más humano” esto es lo que nos encontramos en nuestra llegada a tierras leonesas. ¡Qué gran recibimiento y cuántas enseñanzas e inspiraciones nos llevamos para seguir con nuestras pedaladas! “Vivid felices y haced montañas”.
4 Comments
Viva ,biela y pedalll
[…] resembrar e intercambiar. Suerte han tenido en estos encuentros que personas como Ricardo Dávila y Mikel Gómez Baraja han compartido sus saberes en estos encuentros. Y suerte también contar con Los Titos siempre […]
[…] que no se pueda transportar la bici sin desmontar en los trenes y/o que haya que pagar por ello. ¡Tren y bici es el tándem perfecto y necesitamos medidas que lo faciliten! Un ejemplo es la FEVE, el tren de vía estrecha que recorre […]
[…] “Cada vez hay más máquinas que hacen el trabajo de las personas. Con la vuelta al mundo rural cambias porque el contacto con la naturaleza te renaturaliza y, por tanto, te rehumaniza”. Mikel Gomez Baraja, Valcuende […]