31 de julio de 2019, Leva
Axier Akizu: el único pastor del valle
Después de nuestro breve paso por tierras cántabras nos adentramos de nuevo en la provincia de Burgos, esta vez en la comarca de las Merindades. Saliendo de Reinosa bordeamos el Embalse de Ebro. Una subida y se abrió ante nuestros ojos la infinitud del páramo con los cañones del Ebro al fondo. La belleza que nos rodeaba con los brezos morados en flor y con las vistas en el horizonte nos dejó sin palabras. Bajamos al Valle de Valdeporres, comida en Cidad y rumbo a Leva. Sorpresa la nuestra cuando el desnivel del último kilómetro y medio superaba el 16 %. Allí nos esperaba Axier, un joven guipuzcoano de 34 años que siempre quiso dedicarse al campo.
Axier Akizu Valle nació en Mondragón, Guipuzcoa, y vivió en el caserío familiar en Escoriaza rodeado de animales. Su padre Jesús Mari, trabajaba en la fábrica y aparte, en el caserío tenían vacas, ovejas y caballos. Tras estudiar Guarda Forestal, Mantenimiento y Mecanizado, Axier entró a trabajar en la fábrica, pero se dio cuenta que ese no era su mundo. Estar en un espacio cerrado, haciendo siempre lo mismo y con un horario fijo no era para Axier. Estudió en la Escuela de Pastores y empezó su búsqueda. Necesitaba más tierras y en Guipúzcoa era difícil conseguirlas. Lo tenía claro: quería ser pastor de ovejas. “En el caserío siempre he conocido ovejas y desde pequeño siempre me ha gustado”.
Estuvo mirando distintas opciones y al final, fue en Leva, Valle de Valdeporres Merindades, donde encontró la oportunidad. Su madre, Amelia, era de un valle cercano, Valdivielso. Axier conocía la zona desde pequeño ya que venía a visitar a sus abuelos. No fue fácil encontrar el lugar donde poder empezar con su sueño, pero tras mucho buscar encontró a un pastor que se jubilaba y quería traspasar el rebaño y las instalaciones. El siguiente paso era conseguir una vivienda en el pueblo. Tuvo mucha suerte y un vecino le alquiló una parte de su casa rehabilitada para alquilar. Y así, no fue él el que buscó el lugar, si no que el lugar lo buscó a él: Leva lo estaba esperado. Leva es un pequeño pueblo que tradicionalmente se había dedicado a la ganadería extensiva de vacuno y ovino. Actualmente en el pueblo viven 3 personas en invierno y Axier es la única que se dedica al campo. Ha conseguido bastante superficie para el rebaño. Tiene arrendadas 600 ha de montes públicos y algunas fincas más pequeñas para segar la hierba y preparar alimento para sus animales en invierno. Es el único pastor de todo el valle de Valdeporres.
Desde el primer momento la familia lo apoyó para que consiguiera su sueño. Jesús Mari, con espíritu baserritarra, está encantado que su hijo siga vinculado al campo. Hace años vendieron el baserri de la familia, pero han mantenido las vacas y los caballos. Amelia y Jesús Mari están ayudando mucho a Axier en su aventura. Los primeros años fueron muy difíciles. Un rebaño de 350 ovejas churras y 11 vacas asturianas de los valles requieren mucho trabajo y dedicación. Acondicionar y modernizar las naves, cuidar, conocer y aprender de su rebaño superando los problemas que cada día van apareciendo ha sido un reto. El papeleo y la burocracia tampoco se lo han puesto fácil.
En esta zona los corderos se venden como lechazos, entre 9 y 11 kg, y todos suelen estar listos a la vez, entre noviembre y diciembre. Cuando empezó quería vender su carne directamente a carnicerías para poder fijar él el precio y conseguir mejores precios, pero esto fue muy complicado. Los carniceros seleccionaban solo los más robustos del rebaño. “¿Y qué hacemos con el resto?” nos decía Axier. Decidió entrar a formar parte de una cooperativa de pastores de Villadiego para comercializar los corderos y distinguirse con el sello IGP Lechazo de Castilla y León. Las ovejas churras del rebaño de Axier es una raza autóctona adaptada al medio. Para Axier es esencial sacarlas todos los días a pastar. En verano, salen por la mañana y por la tarde y, durante las horas de más calor, están protegidas en la nave. En invierno sólo los días de grandes nevadas se quedan sin salir a pastar. Para que las ovejas estén sanas, engorden y los partos no den problemas es importante que se muevan, que pasten libremente. Al rebaño siempre lo acompañan perros mastines para protegerlo de posibles ataques de lobos. Illu y Argi, son los dos perros pastores que le ayudan a controlar a las ovejas. “Todavía son jóvenes y están aprendiendo. Antes tenía otro perro que trabajaba muy bien, pero lo atropelló un coche” nos cuenta Axier. Los perros son compañeros indispensables para los pastores, sin ellos proteger y controlar el rebaño sería imposible.
Axier ha hecho una apuesta decidida por el ganado. Lo tenía claro y quería dedicarse a las ovejas. Se ha lanzado a una inversión muy grande para conseguir el rebaño, las instalaciones y la maquinaria. Adaptarse y disponer de los avances de la técnica para hacer el trabajo más fácil y eficiente es totalmente necesario. Contar con el apoyo y ayuda de su familia ha sido esencial. Jesus Mari pasa gran parte de la semana en Leva echando una mano a Axier. Se encarga sobre todo de las vacas. Amelia sube los fines de semana para estar en Leva con ellos. Comparten el amor por el campo y los animales y el placer de verlos sanos y relajados. Pero también se apoyan cuando aparecen problemas y complicaciones, buscando soluciones y celebrando con alegría cuando van resolviendo y avanzando. Ver a Axier, un joven que ha apostado de manera decidida por mantener las ovejas en el valle, nos llenó de esperanza. Conocer a su familia que vive con orgullo la decisión de su hijo nos llenó de ilusión.