10 de julio de 2019, Posada de Rengos
Casa Mario: Ecoturismo en mayúsculas
Para nuestra siguiente parada apenas nos desplazamos. Solo un par de kilómetros y llegamos a Casa Mario, en Posada de Rengos donde Lena y Rafa nos estaban esperando. ¡Qué belleza e impresión! Al abrir la puerta principal, entras en un patio florido y cuidado, con un hórreo de más de 200 años, un horno de leña en el que cuece pan, el hogar de la familia y al fondo, la antigua casa familiar rehabilitada para habitaciones de ecoturismo.
Lena, en su juventud estudió filología y, tras terminar los estudios el camino natural era presentarse a oposiciones para ser funcionaria. Y así lo hizo. Superó el primer examen y antes de realizar la segunda prueba, lo dejó. Pensó que si aprobaba la oposición, tendría un puesto de trabajo lejos de su pueblo. Y ella lo que quería era quedarse. Así que desechó esa idea y empezó a pensar en su futuro en Posada de Rengos.
Lena y Rafa, al casarse se fueron a vivir a la casa familiar de Rafa, lo que hoy en día es Casa Mario. En los bajos de la casa, estaba el bar-tienda Casa Mario que regentaba la familia. En la zona de Cangas de Narcea era habitual que los pueblos tuvieran un bar-tienda que surtía de todo aquello que ahí no se producía: higiene, ropa, zapatos, herramientas, comestibles, etc. Y aparte, era un lugar de encuentro entorno a la barra del bar. Muchas de ellas también hacían de distribuidores de pienso que como recuerda Rafa, “era un enorme esfuerzo y dolor de cabeza”, aunque para las ganaderías de la zona, era un servicio imprescindible. Estos lugares formaban parte de la vida y cubrían una parte importante de las necesidades de la población rural. Con vías de comunicación muy deficitarias y grandes nevadas estos bares-tienda ofrecían la posibilidad de comprar los productos que necesitaban las familias. Todas se conocían. Se creaban lazos de confianza y cuando la paga ya se había acabado, siempre estaba la posibilidad de “dejarlo fiado”. Los bares-tienda en muchos casos tenían más una filosofía de servicio social que de negocio: precios ajustados al bolsillo del pueblo, partidas de cartas interminables, horario flexible según se necesite, e incluso música en el tocadiscos para los bailes de los sábados.
Actualmente el bar-tienda Casa Mario ya no funciona, aunque siguen manteniendo el local. Cuando entras y cierras los ojos, puedes imaginar a un montón de gente comprando bacalao, intercambiando jamón de casa por tocino del barco, jugando una partida de tute, echando unos bailes… Toda esta esencia está impregnada en las paredes de Casa Mario. Casa Mario es un establecimiento de turismo rural, pero como podéis imaginar no es solamente eso. Lena lo define como “Ecoturismo: el turismo aquí no es solo alojar, no somos dispensadores de camas. Sino que también incluye mostrar y conocer la zona: su historia, su artesanía, sus productores…”. El paisanaje que a lo largo de los siglos ha ido construyendo el paisaje. Casa Mario forma parte del proyecto Ceres Ecotur, una iniciativa pionera que surgió para unificar una red de alojamientos, empresas de actividades e iniciativas gastronómicas en el fomento de un turismo ecológico o ecoturismo en el medio rural en España. Se trata de una iniciativa dirigida a la preservación, conservación y difusión del patrimonio rural, etnográfico y del entorno medioambiental que lo rodea y le concede su razón de existir.
En 1996, Lena asistió a una charla sobre turismo rural. Le pareció una propuesta muy interesante. Conoció el concepto de ecoturismo. Eso es lo que querían. Y así, montaron Casa Mario, la primera iniciativa de turismo rural en la comarca. Es una casa de alquiler compartido, con cuatro habitaciones y zonas comunes, comedor y salón de pan. Tuvimos la inmensa fortuna de poder pasar una noche allí. Descanso placentero, espacios muy cuidados y la compañía inmejorable de Lena y Rafa. Y no solo eso, sino que además disfrutamos de comidas elaboradas con productos caseros, locales y artesanos: hortalizas de su huerta, embutidos de su matanza, quesos afuega`l pitu y como colofón, guiso de carne de oveya xalda criada por nuestras amigas Ana Amelia y Segundo.
Cuando Lena recibe visitantes siempre les habla del rico patrimonio etnográfico de la zona y los anima a conocer y visitar a artesanos y productores. Oficios tan importantes y ancestrales como cunqueiros, madreñeros o talleres de cerámica negra siguen vivos en la comarca de Cangas de Narcea. La debilidad de Lena son los telares de alto lizo. Hace 22 años consiguió traer a Posada de Rengos el antiguo telar de su vecina Amparo. Lo restauraron y lo pusieron en funcionamiento. Tejer con telar es un momento de tranquilidad, concentración y unión con los hilos obtenidos de las materias primas de la naturaleza: algodón, lino, lana de oveya Xalda… Ver con tus propios ojos cómo se va tejiendo el hilo y aparece un tejido es mágico. De ello ya nos habló Marta en Tabanera de Cerrato. Ya son tres los telares recuperados y Lena no pierde un momento libre para sumergirse en el mundo de los hilos y las telas. Además, descubrimos que se puede tejer reciclando restos de telas viejas. Así se elaboraban las mantas o cobertores típicos de la zona. Lena nos mostró como tejer con el telar y nos enseñó a elaborar fieltro. Ahora tenemos un magnífico bolsito hecho por nosotras mismas con lana de oveya Xalda de Ana Amelia y Segundo. ¡Gracias!
Casa Mario, junto a otras iniciativas de turismo rural, artesanos y productores de la zona organizan una vez al año el Festival “En Peligro de Extinción. Tiene lugar la primera semana de mayo por toda la comarca. Está organizada por la Asociación de Turismo Rural de Fuentes del Narcea y pretende poner en valor el patrimonio natural, etnográfico y rural de esta joya del suroccidente asturiano. El año que viene no nos lo podemos perder. Así, volveremos a ver a tanta buena gente que hemos conocido en esta comarca.
Rafa está jubilado y Lena compatibiliza su ocupación de cartera con atender y cuidar Casa Mario. “El turismo rural solo puede ser una actividad complementaria que genera y apoya muchas otras actividades” reflexiona Lena. Posada de Rengos se encuentra en un increíble espacio natural y gran parte del turismo que recibe viene atraído por la naturaleza, la fauna salvaje y el paisaje. Pero lo importante es que esos visitantes, aparte de pasear, conozcan y prueben los productos y oficios de la zona. Solo se cuida y se conserva aquello que se conoce. Es necesario conocer, valorar y proteger los saberes, actividades y personas de las zonas rurales para que sigan vivas. Lena afirma “estoy convencida de que va a haber un futuro, de que la zona rural se va a recuperar. No es posible que no se opte por una forma de vida sana y natural. Creo que las generaciones siguientes sí que volverán. Por lo menos, yo estoy trabajando para mantener todos los recursos que tengo a mi alcance para que las generaciones futuras lo tengan a su disposición”.