Dejamos Astorga y seguimos pedaleando la Comarca de la Maragatería. Según discurríamos rumbo sur, encontramos, de frente, el Teleno, un imponente monte parte del macizo Galaico-Leonés, con una altitud de 2.188 m. A sus pies, se encuentra Tabuyo del Monte, en un enclave privilegiado. En estos valles y montañas se hace visible el color rojizo, característico de zonas con presencia de minerales y metales como el hierro, el oro, etc. así como el color grisáceo de las agrupaciones rocosas.
Nos juntamos con Marisa en Priaranza, población cercana a Tabuyo del Monte, y allí nos mostró parte de las riquezas naturales, históricas, culturales y arquitectónicas de la zona. Descubrimos lo que fue, en época romana, la explotación aurífera más grande del mundo en superficie, Fucochico, junto con Las Médulas. Recorrimos también Quintanilla de Somoza con sus preciosas casas, y Luyego de Somoza, donde tradicionalmente se realiza la Romería de los Remedios, que se celebra el segundo domingo de octubre, un espacio de encuentro, mercado e intercambio de productos después del verano: legumbres, avellanas, miel, textiles… Cada pueblo aporta lo mejor que tiene y más de cien personas cada año se siguen vistiendo de maragatos. En este recorrido nos acompañó Toñi, una periodista que apostó también por el mundo rural, residente en Valdespino de Somoza forma parte de la Red de Periodistas Rurales Nacionales. Toñi trabaja en Astorga Redacción que dinamizan la información local participando en red con ileón e infobierzo. Periódicos hiperlocales en red, “el poder de lo pequeño”.
Como no podía ser de otra forma, a mediodía fuimos a comer al comedor Del Monte de Tabuyo y degustamos sus especialidades: judiones con setas, pastel de pescado con setas y su delicioso licor de frambuesa. Del Monte de Tabuyo es un proyecto referente de emprendimiento rural y de puesta en valor del territorio a través de sus productos. Son numerosos premios y reconocimientos los que han recibido, entre ellos, en el 2011 el Premio Excelencia Mujer Rural que compartieron con nuestras amigas de El Colletero. Y no es para menos, ya que es una propuesta innovadora y valiente por su parte. Y, ¿cómo surgió todo esto?
A principios de este siglo, Luci, Encarna, Carmen y Visi trabajaban cosiendo para una empresa que decidió deslocalizar su producción dejando a muchas personas de la zona sin trabajo y teniendo que asumir las inversiones en maquinaria que cada una había realizado. Las posibilidades de encontrar un nuevo empleo en la zona con su edad eran muy pequeñas. Unos años atrás, desde un programa financiado por los fondos LEADER, se había hecho un diagnóstico de los recursos de la zona para crear nuevos nichos de empleo. Entre ellos destacó el cultivo de frutos rojos con potencial para su transformación. También, a través de Mercedes Molina Ibáñez, catedrática de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, se propuso implantar el Proyecto de Cooperación Interterritorial Recursos Micológicos y Desarrollo Rural en Castilla y León apostando por la recolección y cultivo de setas y su uso culinario. Además, el Grupo de Acción Local de la zona había organizado cursos dirigidos a mujeres sobre emprendimiento y creación de empresas.
Con todos estos ingredientes, se estaba preparando una receta que llevaría al autoempleo a este grupo de mujeres. Marisa, con experiencia y capacidades en gestión, se unió al grupo como un apoyo imprescindible. Empezaron a pensar qué y cómo querían llevarlo a cabo. Un espacio de restauración en el que ofrecer recetas cuidadas para dar a conocer los productos locales y, en el mismo lugar, hacer la transformación y envasado para su venta: mermelada de frambuesa, pisto con boletus y pleurotus, puerros escabechados en vinagre de frambuesa al eneldo, vinagre de frambuesa, judiones con setas, mermelada de ruibarbo, galletas de mantequilla con polvo de boletus… Enlace a la tienda. Los frutos que utilizan sus productos son recolectados directamente del monte, en algunos casos, y, en otros, proceden de explotaciones agrícolas que se cultivan mediante técnicas basadas en la tradición y la agricultura ecológica. Las setas son una parte importante en sus platos. Para poder asegurar el suministro todo el año en su cocina de estos manjares, era necesario iniciar la producción de setas en interior. Como veis, Del Monte de Tabuyo era una propuesta ambiciosa y completa. Por tanto, requería una gran inversión para su puesta en marcha.
Apostaron desde un principio por la economía social y crearon una cooperativa. Luci, Encarna, Carmen, Visi y Marisa se pusieron manos a la obra para buscar financiación. Fue muy complicado conseguir crédito. Un grupo de mujeres en el entorno rural con un proyecto tan innovador parecía demasiado arriesgado. Tuvieron que escuchar muchas negativas y sinsentidos, incluso comentarios como “y esto que queréis hacer, ¿ya lo saben vuestros maridos?”. Ellas no se podían creer que esos estigmas y prejuicios machistas todavía estuviesen presentes en el 2004. Fue el Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) quien confió en ellas viendo claramente que se trataba de un proyecto de investigación y desarrollo.
Ya con los fondos necesarios les tocó superar otro enorme escollo. Era necesario tener el registro sanitario y los permisos para poner en marcha el restaurante, obrador y espacio para producción de setas en el interior. Algo nuevo y diferente que a las administraciones les costó entender. Marisa nos habló de las increíbles trabas que los pequeños proyectos de transformación agroalimentaria deben superar. La normativa no distingue entre la gran industria y los obradores artesanales. Las inversiones e infraestructuras siguen los mismos parámetros. Un sinsentido ya que los riesgos sanitarios de unos y otros nunca van a ser los mismos. Estas mismas trabas se las encontró también Alex de Lurreko Aromáticas y El Colletero. No puede ser que por un lado se hable de “políticas para el desarrollo rural y fijar población” y por otro lado, el hacer una pequeña instalación de transformación se convierta en una tarea titánica. Es vital que tanto la normativa como los técnicos de las administraciones comprendan la importancia de mantener el valor añadido de los productos en el territorio y esto pasa por la transformación en su lugar de producción. No puede ser que Del Monte de Tabuyo teniendo el proyecto redactado y la financiación conseguida tuvieran que esperar 3 años para conseguir todos los permisos necesarios para iniciar su actividad.
En Tabuyo del Monte los bosques siempre han sido una fuente de recursos y de riqueza. De estos montes comunales, tradicionalmente se extraía resina, madera, setas… Una parte del dinero que se obtenía se utilizaba para mejorar el pueblo: alcantarillado, servicios médicos, maestro, y así el beneficiar a toda la población. Una parte de los recursos económicos obtenidos se invertían en ir adquiriendo más superficie para aumentar el monte comunal del pueblo.
El monte en la zona de Tabuyo tiene espléndidas poblaciones de Pinus Pinaster con piñas xerotinas que tiene la capacidad de poder germinar tras un incendio. Estos pinos tienen un elevado valor y reconocimiento. Una de las actividades económicas de Tabuyo y alrededores era la extracción de resina, que se estuvo realizando durante más de 100 años entre 1850 y 1989. A principios de la década de los 90, ligado a la globalización, dejó de practicarse por la competencia de resina provenientes de otros países, como China y Brasil. La resina es un producto con grandes utilidades que puede sustituir en muchos casos a materiales fabricados con derivados del petróleo. Por ese motivo, con la subida del precio del petróleo, la resina cobró fuerza, y en 2010 se hizo un estudio en la zona que confirmaba que la extracción de resina volvía a ser rentable.
La resina que se obtiene de los pinos de la zona es de gran calidad para su utilización, entre otros, en la industria de la cosmética. Alex García Ordóñez, decidió volver a su pueblo natal tras un periplo por distintas ciudades, convencido de la calidad de vida que le podía ofrecer el pueblo y su entorno natural. Es presidente de la Cooperativa Pinaster Servicios medioambientales una cooperativa formada por 7 jóvenes emprendedores que buscaban “desarrollar aspectos como la extracción de la resina, el turismo activo, el micoturismo, las rutas vinculadas al medio ambiente y generar una actividad económica enfocada desde un punto de vista a la sostenibilidad ambiental y apostar por lo natural y ecológico.” Actualmente Pinaster está involucrada en proyectos de Investigación y desarrollo junto a Universidades e institutos de investigación.
Con Álex hablamos sobre la importancia del trabajo del resinero como “trabajador integral del monte”. Las labores que hacen de desbroce, poda, gestión del bosque y vigilancia activa son fundamentales para mantener el monte limpio y prevenir los desastrosos incendios. En Tabuyo recuerdan dos grandes incendios, uno en 1998 y otro en 2012, en el que se quemaron miles de hectáreas. En 2015 otro incendio se inició en la zona, pero esta vez, con la actividad resinera ya iniciada, tan solo llegó a quemar 23 hectáreas. El fuego se detuvo justo en el área en la que se estaba trabajando para la resina, y por tanto se había desbrozado y se estaba gestionando de manera sostenible.
En Tabuyo del Monte comprobamos de primera mano la fuerza y el poder de lo común, no solo en sus montes y cultivos sino a través de la creación de cooperativas y redes de apoyo. El patrimonio natural y cultural es fuente de riqueza y debe ser la base de un desarrollo sostenible que permita a las generaciones presentes y futuras seguir habitando estos territorios llenos de vida. Como nos decía Marisa, “si hace miles de años ya hubo pueblos que decidieron instalarse en estos parajes atraídos por su riqueza… Y estas poblaciones se han mantenido hasta nuestros días… ¿Cómo puede ser que ahora nuestros pueblos se estén quedando despoblados? Algo estaremos haciendo mal”.
No podemos imaginar un futuro sostenible si en las zonas rurales no se apoyan y permiten la supervivencia de pequeñas proyectos y actividades económicas. Mantener el equilibrio con el medio, aprovechando los recursos e impulsar aquellas actividades que conservan el medio natural y fijan población es el camino. Lo que ocurre en Tabuyo del Monte es un ejemplo de que crear alternativas no es una utopía. El mundo necesita que la administración verdaderamente apoye estos proyectos.
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[…] El pasado nos vuelve a mostrar un camino de futuro. Nos gustaría imaginar que en lugar de las trabas administrativas que se encuentran actualmente para implementar estos proyectos pudiésemos tomar ejemplo de quienes apostaron por un verdadero […]